sábado, 26 de abril de 2014

El accidente nuclear de Chernobyl

El 26 de abril de 1986 se produjo en las proximidades de Prypiat (Ucrania), en la central nuclear de Chernobyl el accidente nuclear más grave de la historia, el único que alcanzó la categoría 7 (la más alta) en la escala INES hasta el accidente nuclear de Fukushima (Japón). Se estima que la cantidad de material radioactivo liberado en el accidente fue unas 500 veces superior a la cantidad de radiación que liberó la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945.

Todo gracias a la mezcla mortal de errores humanos y deficiencias de seguridad en la planta, paradójicamente el accidente ocurrió mientras los operarios realizaban una prueba con la que pretendían mejorar la seguridad de la planta nuclear. Pero cometieron gravísimos errores a lo largo de la misma, llevando a la tragedia nuclear.

El accidente nuclear
En la madrugada del 26 de abril del año 1986, cuando pasaban 1 hora, 23 minutos y 40 segundos de la media noche, tuvo lugar el mayor accidente nuclear de la historia. A esa hora, el reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl (Ucrania) explotaba, haciendo saltar por los aires el techo de dicho reactor y liberando al exterior una gran cantidad de materiales radioactivos en los siguientes días al accidente, liberando aproximadamente unas 50 millones de toneladas de material radioactivo.

En 1986, en plena Guerra Fría, a la central nuclear de Chernobyl se le encargó realizar una prueba de funcionamiento a baja potencia, debido a que temía el gobierno de la Unión Soviética un ataque nuclear por parte estadounidense, y que este ataque impidiese que pudieran disponer de toda la potencia de la central.

Anatoli Diatlov, que era el director adjunto de la central nuclear de Chernobyl, sería el encargado jefe de la prueba. Él se había empeñado en realizar la prueba a una potencia de 200 megavatios, cuando la recomendación era de realizarla aproximadamente a la mitad de su potencia total del reactor (1000 Megavatios). Por ese motivo hubo discusiones en la sala de control el día previsto para la prueba, la noche del 25 al 26 de abril de 1986.

Al tiempo, el hombre que diseñó la central, Bryukhanov, dormía en su casa en la localidad de Prypiat. Bryukhanov había sido el encargado de ordenar realizar la prueba en Chernobyl, puesto que en principio esta no había sido la central elegida para la prueba. Una central que, como se demostraría más adelante, tenía graves fallos en su diseño y construcción.

Al llevar a cabo el experimento, debían bajar la potencia de ese reactor número 4 de 1.000 Megavatios a un 20% de su potencia, es decir, a 200 Megavatios. Pero la central tenía un fallo desde su construcción, y no estaba preparada para funcionar correctamente a baja potencia, circunstancia que los trabajadores de la central desconocían.

Poco después de la media noche, comenzaron a surgir problemas. El primero fue con el flujo de agua de la central. Dos minutos después, cuando el reactor número 4 se encontraba aproximadamente a la mitad de potencia, su potencia bajó a 30 Megavatios y Diatlov ordenó reiniciarlo. Este fue un grave error, puesto que el protocolo de seguridad ordenaba suspender la prueba y esta no podría ser reiniciada hasta haber liberado todos los productos tóxicos, circunstancia que probablemente en la antigua URSS le habría supuesto a Diatlov perder su puesto. Seguramente fue por ello por lo que ordenó reiniciar el proceso.
Media hora después volvieron a saltar las alarmas del reactor 4, pero los técnicos no hicieron caso, pensando que nada malo podría suceder. Lo que no sabían esos técnicos era que el reactor 4 de la central fue abierto a toda prisa, sin contar con la seguridad necesaria, porque el director de la central, al igual que los jefes del partido, querían obtener beneficio de la central, de la cual alardeaban, diciendo que era el orgullo de la Unión Soviética.

El reactor se estaba convirtiendo en una bomba de relojería, porque se estaba acumulando energía en el fondo, un lugar donde los detectores no llegaban. Cada vez había más vapor y menos agua en la turbina, por lo que un operador incrementó el flujo de agua. Diatlov seguía empeñado en hacer la prueba, aún a pesar de la oposición de parte de la sala. La prueba comenzaría a la 1 y 23 minutos de la madrugada.

En ese momento se interrumpiría la tensión y la turbina se apagaría. La presión aumentaba de forma muy peligrosa sobre un sitio conflictivo. Los operarios de la sala se dan cuenta del peligro y deciden bajar las barras de corte, para reducir la energía, pero estas estaban fundidas debido a la temperatura. No se puede contener la presión de dentro del reactor y se produce de esta forma una explosión, que hace que el techo vuele por los aires. Se liberaron más de 50 millones de toneladas de combustible al aire con esa explosión.

Consecuencias del accidente
En el momento en que explota el reactor número 4 de la central, se encontraban trabajando en ese bloque 276 personas, participando en un experimento que consistía en probar un sistema de autoalimentación del reactor para ahorrar energía. Pero detrás de ese experimento se encontraba realmente una orden militar, debido a que la Unión Soviética se encontraba en plena Guerra Fría y temían un ataque por parte de Occidente.

Lo que pretendían con esa orden los militares era que los encargados de la central probasen cuanto tiempo tardaban los generadores de la planta en volver a funcionar después de realizar un corte súbito de la energía. Pretendían cerciorarse que la central nuclear era segura y podría sobrevivir a un ataque bélico. Ataque que las autoridades consideraban como bastante probable.

Dentro de la propia negligencia de la administración de la URSS, lo que sucedió con la ciudad vecina de Prypiat fue la gota que colmó el vaso, ya que esta no fue desalojada hasta media tarde del día 27, es decir, un día y medio después de la explosión. Tardaría, además, una semana en ser completamente desalojada. Se desalojaron a unas 400.000 personas en total en toda la región. Se declaró zona de emergencia en un radio de 30 kilómetros, y unas 600.000 personas resultaron afectadas por la radiación. El accidente creó desconfianza y surgieron numerosas teorías sobre el accidente.

¿Qué pasó con la central nuclear?
La central de Chernobyl, en contra de lo que piensa gran parte de la gente, no cerró, debido a la dependencia de Ucrania de la electricidad obtenida por la energía nuclear. El último reactor en funcionamiento de la central fue cerrado el 15 de diciembre del año 2000 (con el Memorándum de Ottawa, Ucrania había expresado su voluntad de cerrar la central en 1995).

La radiación que se registró en el reactor tras la explosión fue de aproximadamente 30.000 Roetgens, cuando la radiación natural que un hombre recibe a la hora es de 0.0001 Roetgens. La contaminación aquel día provocó que más de 200 personas fueran ingresadas en los hospitales, y 31 resultaran muertas aquel día. A esas víctimas habría de sumar las incontables personas a las que ha afectado la contaminación, incluyendo a los niños que han ido naciendo años más tarde del accidente, creciendo con serias malformaciones derivadas de la contaminación.

Actualmente, la contaminación que se detecta en Chernobyl a la hora es de 2 Roetgens, unos niveles que siguen siendo letales para el ser humano y que siguen impidiendo cualquier tipo de vida humana en las inmediaciones de la central, pero se encuentran muy lejos de los 30.000 detectados poco después del accidente. Sin embargo este nivel de contaminación va a impedir que ninguna persona pueda vivir allí de forma segura en los próximos 25.000 ó 30.000 años, según los cálculos de los especialistas. La radiación expulsada por el reactor se extendió por gran parte de Europa.

Liquidadores. Héroes anónimos
La contaminación no se extendió más gracias a la labor de unos héroes que no han sido reconocidos como merece su historia, los liquidadores. Esta contaminación radioactiva que se extendió por el cielo, no se desplazó de manera uniforme, sino que lo hizo de manera irregular, en forma de nubes radiactivas, dependiendo de las condiciones meteorológicas.

Según informes soviéticos, Bielorrusia recibió más de la mitad de la contaminación que hubo en la extinta URSS, y el informe TORCH, del año 2006, determina que más de la mitad de las partículas que podían ser arrastrada por el viento fueron a parar fuera de Ucrania, Bielorrusia y de Rusia. En Europa tomaron medidas como la restricción de alimentos.

Las consecuencias del accidente para los responsables del mismo, fueron que quien diseño la central, Bryukhanov fue condenado a 10 años de trabajos forzados, aunque fue liberado poco después, por enfermedad mental. Por su parte, el técnico encargado del experimento, Diatlov vivió hasta 1995, muriendo a causa de un infarto y no por radiación. Diatlov siempre culpó a posteriori a las autoridades del país y no a su propia acción al accidente.


Saludos a todos!!

lunes, 14 de abril de 2014

La Segunda República española

La proclamación la Segunda República en España el 14 de abril de 1931 no fue un suceso casual, sino que fue una consecuencia de varios hechos que tuvieron lugar durante el final del reinado de Alfonso XIII. Esos sucesos tienen que ver con la desligitimación que sufrió la Monarquía restauracionista que pretendía llevar a cabo Alfonso XIII cuando permitió la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y también al fracaso que sufrió en su intento de volver a la normalidad constitucional, con el periodo conocido como Dictablanda, del General Berenguer (1930-1931).

12 de abril de 1931
Las elecciones municipales
Tras la caída de la Dictadura de Primo de Rivera y fracasar la Dictablanda de Berenguer, el rey Alfonso XIII nombró al Almirante Juan Bautista Aznar, en febrero de 1931, para presidir un gobierno de concentración monárquica. Éste propondría un nuevo calendario electoral: el domingo 12 de abril de ese año se celebrarían elecciones municipales, para posteriormente celebrarse elecciones a Cortes, teniendo éstas carácter de Constituyentes, por lo que podrían proceder a la revisión de las facultades de los Poderes del Estado y la precisa delimitación del área de cada uno (es decir, reducir las prerrogativas de la Corona) y a una adecuada solución al problema de Cataluña. Esto supuso que muchos entendieran que las elecciones suponían un plebiscito hacia la Monarquía.

El lunes 23 de marzo sería cuando quedasen restablecidas las garantías constitucionales, suprimiéndose así la censura y reconociendo la plena libertad de reunión y asociación. El domingo 5 de abril, una semana antes de las elecciones tendría lugar la presentación de candidaturas de los 81.099 concejales en los 8.943 distritos municipales. Gracias al restablecimiento de las garantias constitucionales en marzo, pudieron celebrarse en la citada fecha del 12 de abril las elecciones que había propuesto Aznar.

Tras el recuento de las elecciones celebradas el domingo 12 de abril de 1931, el resultado que llegó al Ministerio de Gobernación, situado en la Puerta del Sol madrileña, señalaba que las candidaturas republicano-socialistas habían obtenido la victoria en 41 de las 50 capitales de provincias posibles, si bien en las zonas rurales el triunfo había sido para los monárquicos, debido a que aún funcionaba en esas zonas el caciquismo y el pucherazo con mucha mayor fuerza que en las capitales de provincia.

El recuento dejó un número inexacto de votos y concejales para cada concurrente a las mismas, pero sí que se han dado aproximaciones bastante cercanas a la realidad de las mismas. Presentaremos los datos de Miguel Martínez Cuadrado y de Javier Tussell, contrastados historiadores españoles. El primero determinó en 1969 que del total de votos, 39.568 fueron proclives a los republicanos, por 19.035 a la Monarquía. Otros 15.198 lo serían a los tradicionalistas, integristas, nacionalistas... Por su parte Tussell hablaba de que los monárquicos obtuvieron 40.324, los republicanos 34.688, los socialistas 4.813, los indefinidos 1.207 y los comunistas 67. En cuanto a las capitales de provincia, en Madrid los republicanos obtendrían el 76% de votos, en Valencia un 79%, en Barcelona un 63% o un 57% en Sevilla.

El recuento indicaba que en Madrid los concejales republicanos iban a triplicar a los monárquicos, y en Barcelona los cuadruplicaban. Esos resultados hicieron que los partidarios de la República considerasen esas elecciones como un plebiscito en contra de la Monarquía y a favor de la República. 

Lunes 13 de abril
El todavía presidente Aznar hacía su entrada en el Palacio de Oriente para celebrar de urgencia un Consejo de Ministros en la mañana del lunes 13 de abril, a las diez y media. A su entrada, fue preguntado por los periodistas sobre si había crisis en el gobierno. La respuesta del presidente fue:
¿Que si habrá crisis? ¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se despierta republicano?
En dicha reunión, Juan de la Cierva y Peñafiel defendió la resistencia, apoyado por otros dos ministros, Bugallal y García Prieto. Había que constituir un gobierno de fuerza y resistir, indicó el Ministro de Fomento. Pero el resto de ministros, encabezados por el Conde de Romanones, creían que todo había acabado, especialmente cuando llegaron a ellos las respuestas titubeantes de los capitanes generales al telegrama mandado por Dámaso Berenguer horas antes.

Nada más concluir la reunión del Consejo, el rey se reunió con Gabriel Maura para que este intentase contactar con su hermano, Miguel, que era miembro del Comité Revolucionario y conocer así las pretensiones de los republicanos. Gabriel Maura envió al Marqués de Cañada Honda a casa de su hermano, quien le indicó que su postura era inamovible, y esta era la abdicación del rey.

Esa tarde el Comité Revolucionario haría público un comunicado en el que decía que el resultado de las elecciones había sido desfavorable a la Monarquía y favorable a la República y anunciaban que actuarían con energía y presteza a fin de dar inmediata efectividad a los afanes implantando la República.

A lo largo de la noche del lunes corrió el rumor por la capital de que el rey había abandonado Madrid para dirigirse a la frontera y abandonar el país. Por ello se desataron algunas manifestaciones para festejar la marcha del monarca.

Esa misma madrugada, el Conde de Romanones envió una nota al rey en la que le pedía reunir al Consejo de Ministros y comunicar la renuncia del rey. Al poco rato, el monarca telefoneó al subsecretario del Ministerio de la Gobernación, Mariano Marfil, para exigirle disolver las concentraciones. Marfil le indicó que eso sería imposible, porque los soldados no le obedecerían, a lo que el rey respondió, supuestamente, que era lo que le quedaba por saber. Pasaron unos minutos cuando volvió a telefonear a Marfil, e indicarle que buscase una ruta segura para abandonar España. La ruta que decidirían sería finalmente la de Cartagena.

Martes 14 de abril
Eibar fue la primera ciudad en proclamar la República en su municipio, a las seis y media de la manaña del 14 de abril de 1931. En las elecciones de dos días antes, había resultado la composición del ayuntamiento con 10 concejales socialistas, ocho republicanos y otro más del PNV. La bandera tricolor fue izada en la citada hora por el concejal más joven de la nueva corporación, Mateo Careaga, militante de Acción Republicana.

Eibar (Guipúzcoa) fue el primer municipio que proclamó la República, seguida de Sahagún (León) y Jaca (Huesca). Por ese motivo, el Gobierno de la II República española les concedería el título de Ilustrísimas Ciudades. Pero a estas tres ciudades, a lo largo de todo ese martes 14 de abril de 1931 las seguirían los ayuntamientos de las principales ciudades, como Valencia, Barcelona o Madrid fueron proclamando la República.

Proclamación en Valencia
Las calles se fueron llenando de gente por la mañana celebrando el triunfo de la llamada Alianza Antidinástica, cuyo máximo dirigente era Sigfrido Blasco-Ibáñez, hijo del fundador del Partido de Unión Republicana Autonomista, Vicente Blasco-Ibáñez. Dicha alianza obtuvo más de 36.000 votos y 32 concejales, frente a los más de 12.000 votos y 18 concejales monárquicos. El día anterior se había disuelto a los manifestantes, pero ese día la Guardia Civil no pudo reprimir los gritos de Viva la República de la capital del Turia. A lo largo de la tarde, tomando posesión del cargo en el Ayuntamiento, proclamó la República ante la multitud que se agolpaba en la Plaza de Castelar.

Después de eso, una manifestación encabezada por la Junta Provisional Republicana se dirigió en primer lugar a la sede del Gobierno Civil y después a la Capitanía General, para izar en ambos lugares la bandera republicana. Ni el Gobernador Civil, Luis Amado, ni el Capitán General, Pin Ruano, accedieron a ello mientras no llegasen nuevas órdenes desde Madrid.

A última hora del día los concejales y dirigentes de los partidos de la Alianza Antidinástica se reunieron en el Ayuntamiento (abarrotado de gente) y eligieron como alcalde provisional a Vicente Marco Miranda y se redactó un bando en favor de la República. El día  15 de abril sería declarado festivo, habiendo por la tarde un desfile militar encabezado por el propio Capitán General, quien delante del Ayuntamiento rindió homenaje a la nueva bandera.

Proclamación en Barcelona
Poco antes de las dos de la tarde del 14 de abril, uno de los líderes de Esquerra Republicana de Cataluña (fuerza que obtuvo 25 concejales, frente a los 12 de Lliga Regionalista o la candidatura republicana-socialista), en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona proclamó la República e izó su bandera. Una hora después, el líder de Esquerra, Francesc Macià, se dirigía en el mismo lugar a la multitud que ya se concentraba en la Plaza de Sant Jaume, para proclamar en nombre del pueblo catalán el Estado de Cataluña.

A media tarde, Macià se dirigiría de nuevo a la población, desde el balcón de la Diputación, en la misma plaza de Sant Jaume, para comunicarles que había tomado posesión del gobierno de Cataluña. Firmó a continuación un manifiesto en el Palacio de la Diputación en que proclamaba dicho Estado Catalán, bajo la forma de la República. Sus primeras acciones en el poder fueron nombrar como Capitán General al general López Ochoa y designar Gobernador Civil a Comanys.

En esa misma tarde habría una tercera declaración de Macià, también por escrito, al saber que Madrid había proclamado la República y que el rey abandonaba el país. Declaró que la República Catalana era un Estado integrante de la Federación Ibérica. Días más tarde, con varios ministros del Gobierno Provisional accedería a adoptar un estatuto de autonomía promulgado por las cortes, en lugar de ser una republica diferenciada de la española.

Madrid proclama la República y cae la Monarquía
A lo largo de la mañana de ese martes 14 de abril, el General Sanjurjo, en aquel momento director de la Guardia Civil, se dirige a la casa de Miguel Maura, donde están reunidos los miembros del Comité Revolucionario que no se encuentran exiliados en Francia. Entre ellos se contarán Alcalá-Zamora, Largo Caballero, Casares Quiroga o Fernando de los Ríos.

Por su parte, Alfonso XIII pide al Conde de Romanones, que era viejo conocido de Alcalá-Zamora, que se ponga en contacto con él para, como presidente del Comité Revolucionario, garantice su salida y la de su familia de forma pacífica del país. Romanones y Alcalá-Zamora se reunirán en la casa del doctor Gregorio Marañón, en donde el segundo se mostrará intransigente con la postura defendida por su viejo amigo y exigirá la marcha del país del monarca antes de que acabe el día.

Será en las primeras horas de la tarde cuando por fin izaron la bandera republicana en lo alto del edificio de Correos y Telégrafos, en la Plaza de Cibeles. Desde entonces la multitud comienza a acudir a ese punto, para dirigirse posteriormente desde allí a la Puerta del Sol. Portará esa multitud numerosas banderas tricolor y retratos de los Capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, ejecutados por la Sublevación de Jaca del año anterior.

Ante estos hechos, los miembros del Comité Revolucionario se dirigirán a la Puerta del Sol. Al llegar, Miguel Maura llama al portalón del Ministerio de la Gobernación y grita: "Señores, paso al Gobierno de la República". Los guardias civiles de la entrada se cuadran y presentan armas, tal como había hecho Sanjurjo en la casa de Maura horas antes. A continuación el Comité Revolucionario se constituirá en Gobierno Provisional de la República, designando a Niceto Alcalá-Zamora como su presidente. Esto ocurrió alrededor de las ocho de la tarde del 14 de abril.

A esa misma hora, el rey se despedía de los nobles y grandes de España que habían acudido al Palacio de Oriente. Posteriormente abandonaría Madrid en coche, con dirección a Cartagena. Allí embarcaría, a eso de las cuatro de la madrugada en el crucero Príncipe de Asturias, con rumbo a Marsella. Pocas horas después serían la reina y el resto de la familia los que abandonarían Madrid en tren, con dirección a la frontera con Francia.

El día 16 se haría público el siguiente manifiesto, que había sido redactado por Gabriel Maura, en nombre del rey. Al día siguiente sería publicado por el diario ABC en portada, acompañado de una Nota del Gobierno acerca del mensaje:
Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo tiempo generosa ante las culpas sin malicia.
Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.

Alfonso XIII abandonaría el país sin abdicar formalmente, trasladándose a Marsella y posteriormente a París. Finalmente fijaría su residencia en Roma, en donde permanecería hasta su muerte, un 28 de febrero de 1941. Pocos meses antes, en enero de ese mismo año, abdicaría sus derechos en su tercer hijo, Juan.

La fiesta popular revolucionaria
En esta ocasión, la República no había llegado mediante un pronunciamiento militar o un vacío de poder por la abdicación del rey, sino que en esta ocasión el rey se había visto empujado a marcharse por una fiesta popular revolucionaria, que había tenido su primer episodio en Eibar en las primeras horas del 14 de abril de 1931, pero que rápidamente se había extendido a lo largo y ancho de todo el país.

Fue tal la fiesta popular revolucionaria que todo el mundo se terminó citando en las plazas más importantes de las ciudades para celebrar el resultado de las elecciones municipales que se habían celebrado dos días antes, celebrando festivamente la República.

La Segunda Republica española apenas pervivió durante cinco años, en los que, sin embargo, consiguió reformas de gran alcance, junto con la obtención de derechos y libertades con las que nunca antes habían podido contar los ciudadanos del país.


Saludos a todos!!

lunes, 7 de abril de 2014

Octavius. La leyenda del barco fantasma

El 10 de septiembre de 1761 partió desde Londres un barco con destino a China. Ese barco era el Octavius. Tras llegar a su destino en Asia, meses después, el barco fue nuevamente cargado para el viaje de regreso a Gran Bretaña. Pero dicha nave jamás llegaría a su destino, ya que desapareció en el transcurso del viaje de vuelta, a lo largo de 1762, sin volver a tener más noticias de él.

No se volvería a saber nada del Octavius hasta que trece años más tarde, el 11 de octubre de 1775, cuando el vigía de un ballenero groenlandés que faenaba por las aguas del Atlántico Norte dio el aviso de que a poca distancia había un barco a la deriva. Warren, el capitán del barco The Herald, que así se llamaba el ballenero, ordenó a su tripulación acercarse a ese barco que navegaba aparentemente sin rumbo.

Conforme se fueron acercando al Octavius, pudieron ir observando como las velas del barco se encontraban totalmente destrozadas y que este se encontraba cubierto de una gruesa capa que destelleaba a lo lejos. Desde el Herald lanzaron varios llamamientos a la tripulación del otro barco, pero el silencio fue la única respuesta que obtuvieron

Warren ordenó por ello bajar un bote para abordar ese barco. Pidió que le acompañasen varios de sus hombres. Ninguno de ellos dio ningún paso al frente, ya que como buenos marinos eran supersticiosos. Tras permanecer inmóviles, exigió a ocho de sus hombres que le acompañasen. El bote poco a poco se fue acercando a la proa, donde pudieron leer el nombre de aquel misterioso barco. Octavius consiguieron leer, bajo una gruesa capa de hielo. Nadie había oído hablar nunca sobre él.

Una vez al lado de la nave, y desde el bote, Warren hizo un último llamamiento a la tripulación. La única respuesta que recibió la proporcionó el eco. El capitán decidió subir abordo con cuatro de sus hombres. Los cinco se encontraron la cubierta tapada por el hielo y no observaron a ningún marinero sobre ella. Consiguieron abrirse camino a través del hielo y alcanzaron los camarotes. Allí se encontraron nada menos que a veintiocho hombres congelados, todos ellos acostados en su litera y cubiertos por varias capas y ropa, como si tratasen de abrigarse. Todos ellos se encontraban en perfecto estado de conservación, gracias a la acción del hielo.

Después de observar lo ocurrido en los camarotes, los hombres que habían abordado el barco fueron a la cabina del capitán, donde encontraron un espectáculo de similares características. El cuerpo del capitán del barco se encontraba sentado en una silla frente a su escritorio, con las manos entrelazadas sobre las piernas y la cabeza tumbada hacia un lado, con los labios entreabiertos. El cuaderno de bitácora y una pluma se encontraban en el escritorio.

En una cabina que había detrás de la suya encontraron otros tres cuerpos más. Uno de ellos era el de una mujer que se encontraba acostada en una camilla descansando, con su cabeza sobre el brazo, con los ojos abiertos mirando a un hombres que se encontraba sentado con las piernas cruzadas en la esquina contraria del cuarto. En sus manos había un pedernal y una barra de metal. Frente a él había un poco de serrín cubierto de escarcha. Había intentado encender un fuego, pero la muerte le había sorprendido. Junto a él había una chaqueta del marinero, y bajo ella, se encontraba el cuerpo de un niño abrazado a un muñeco de trapo.

En ese punto los marineros del Herald que habían acompañado a su capitán, que ya estaban bastante nerviosos, se mostraron reacios a seguir en el barco y le pidieron abandonarlo. El capitán quería saber más y bajó al depósito, donde no encontró comida. Al subir de nuevo a la cubierta, sus hombres, que eran presas del pánico, amenazaron con amotinarse si no se retiraban inmediatamente. El capitán tuvo que acceder a abandonar la embarcación, no sin antes hacerse con el cuaderno de bitácora.

Ya en su barco, después de ver Warren con tristeza como se perdía en el horizonte el Octavius, se dirigió a su cabina con intención de leer el cuaderno de bitácora. Allí pudo observar que a éste le faltaban todas las páginas, con excepción de la primera y la última página. Para saber el motivo por el cual sólo se conservaban esas dos páginas hay dos versiones. La primera dice que al marinero que había llevado el cuaderno se le habían caído al mar las otras hojas, mientras que la segunda versión dice que el resto de páginas se quedaron pegadas en la mesa porque se quedaron congeladas.

En la primera de esas dos páginas que se conservaron, Warren leyó que el capitán del Octavius había escrito que partieron de Inglaterra rumbo a China el 10 de septiembre de 1761. La última página, por contra, tenía una sola anotación, fechada el 11 de noviembre de 1762:
"Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo durante 17 días. Nuestra posición aproximada es Longitud 160º Oeste, Latitud 75º Norte. El fuego finalmente se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo del maestre murió esta mañana y su esposa dice que ya no siente el frío. El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía."
Esas líneas del cuaderno reflejaban algo asombroso para la época, pues el capitán del Octavius se había arriesgado a regresar a través del inhóspito y traicionero Paso del Noroeste. Un Paso que durante varios siglos habían buscado los marineros, en busca de una ruta más corta entre el Atlántico y el Pacífico para llevar a cabo el intercambio comercial entre Asia y Europa. Ese Paso del Noroeste era el sueño de las potencias europeas para eliminar el largo viaje alrededor de la punta de Sudamérica.

El resultado de esa hazaña no pudo ser más negativo para el Octavius, pues se perdió su rastro en 1762 y no volvió a ser visto hasta trece años después, cuando fue divisado por el Herald, cuando ya habían muerto todos sus hombres congelados. Según el cuaderno de bitácora, el buque había quedado atrapado en el hielo del norte de Alaska y todos sus ocupantes, por tanto, habían hallado la muerte en su interior.

Pero a pesar de su desaparición, año tras año el barco consiguió permanecer a flote, y aún a pesar de que nadie atendiese el timón, se había deslizado a través del norte de Alaka hasta alcanzar el ansiado Atlántico Norte. Es decir, el Octavius había conseguido ser la primera embarcación en atravesar el Paso del Noroeste, en una proeza que llevó a todos sus ocupantes a la muerte.

Después de dejar marchar el Herald al Octavius, este desapareció en el mar para siempre. Jamás se volvió a saber nada de él. Es por ello por lo que a día de hoy nadie ha podido verificar o desmentir la autenticidad de esta historia, y es probable que no se pueda hacer nunca.

Pasarían más de ciento treinta años tras la desaparición del barco hasta que otro buque, el Gjoa, comandado por el explorador noruego Roald Amundsen, lograse cruzar con éxito el Paso del Noroeste en el año 1906, convirtiéndose así en el segundo barco que había conseguido unir el Pacífico y el Atlántico por una ruta más corta y rápida que la realizada hasta ese momento.


Saludos a todos!!

viernes, 14 de febrero de 2014

La matanza de San Valentín

En febrero del año 1929 en los Estados Unidos se encontraba en vigor la llamada Ley Seca, una ley que se prolongó trece años en el tiempo, desde el 17 de enero de 1920 hasta el 5 de diciembre de 1933. Esta Ley Seca no sólo no sirvió para acabar con el consumo de alcohol -que se siguió produciendo y consumiendo de forma clandestina-, sino que provocó un auge desmesurado del crimen organizado, y de las disputas entre diferentes bandas del hampa por tener el control en ese sector. Uno de los sucesos más importantes que tuvo lugar durante ese periodo ocurrió el 14 de febrero de 1929, en Chicago. Fue "La matanza de San Valentín". 

Como decía, en febrero de 1929 la Ley Seca se encontraba vigente, y de ella había sabido aprovecharse la Mafia, que había centrado sus actividades delictivas en el tráfico y contrabando de alcohol. El alcohol se había convertido en el negocio más rentable de la época, y personas de la importancia de Joseph P. Kennedy -el padre de John Fizgerald- o Al Capone, entre otros, gracias al alcohol hicieron sus respectivas fortunas. El hampa monopolizaba el control de este negocio, dándose lugar a numerosas luchas callejeras entre las bandas por controlar el negocio.

En aquella época eran constantes los baños de sangre, pero probablemente ninguno fue tan sonado como el que sucedió en la mañana del 14 de febrero de ese 1929, la noche de San Valentín, ya que marcó un antes y un después en la historia del crimen organizado del país. Aquel día, Al Capone consiguió acabar con un enfrentamiento que había comenzado varios años atrás, cuando los negocios de las dos grandes bandas eran dirigidas por John Torrio y Dion O´Banion.

Enfrentamiento entre Torrio y O´Banion
Ese enfrentamiento consintió en un agravio que el segundo le realizó al primero de estos líderes del hampa. Torrio trató de apaciguar el conflicto que O´Banion mantenía con los hermanos Genna, por lo que le propuso comprar su cervecería, a cambio de que este abandonase Chicago. O´Banion aceptó el trato, aún sabiendo que su cervecería iba a sufrir una redada en los siguientes días. Torrio, evidentemente, se sintió ofendido ante sus buenas intenciones apaciguando la ciudad y quiso venganza. El 10 de noviembre de 1924 O´Banion apareció acribillado, nadando en su propia sangre.

Torrio, después del ajuste de cuentas, optó por alejarse de la ciudad. Quedaba un vacío de poder en Chicago que rápidamente fue cubierto. El lugar de Torrio lo ocupó el carismático Alphonse Capone, más conocido como Al Capone -los periódicos le trataban casi como un héroe, por combatir la absurda Ley Seca-, mientras que el de O´Banion fue a parar inicialmente a Hymie Weiss y a Bugs Moran. Desde entonces, los atentados contra Al Capone se fueron sucediendo, al igual que los intercambios de golpes entre ambas bandas. En ese contexto de atentados entre bandas, Al Capone intentó negociar con Weiss para calmar los ánimos en la ciudad. Weiss rechazó las negociaciones y el 11 de octubre de 1926 apareció muerto. Bugs Moran quedaba como líder único de su banda.

La Matanza de San Valentín
El 14 de febrero de 1929 parecía que iba a ser un día más en la vida de Chicago, con parejas de enamorados y con los habituales intercambios de golpes entre ambas bandas. Lo que nadie se esperaba es lo que iba a suceder en las primeras horas del día de los enamorados.

Los chicos de la banda de Moran habían quedado en reunirse poco después de las 10 de la mañana en un almacén de la calle North Clark, en el número 2122, para recoger un cargamento de alcohol. Allí se iban a reunir los hermanos Frank y Pete Guseburg, Adam Meyer, John May, Al Weinshank, el doctor Reinhardt Schwimmer, y James Clark, el cuñado de Bugs Moran. El reloj marcaba las 10:25 mientras los chicos esperaban al líder de la banda, Bugs, quien llegaba con retraso a dicha reunión. Un retraso que resultó fundamental para salvar su vida.

A esa hora apareció por el almacén un vehículo patrulla, seguido de otro no identificado. Los mafiosos comenzaron a ponerse nerviosos, pues ellos habían pagado la cuota habitual a los agentes de policía pocos días antes, lo que les daba carta blanca para operar. De los vehículos bajaron tres personas vestidas de policía y otros dos vestidos de civiles, ordenando a los siete miembros de la banda de Moran que se situasen contra la pared. En ese momento fue cuando llegó Moran, que al ver la escena prefirió dar media vuelta y buscar refugio en una cafetería cercana.

Clark, claramente alterado, intentó advertir a los policías que estaban al corriente de pago, ante lo que recibió una sonrisa burlona y un culatazo de la Thomson que empuñaba uno de los agentes. Los oficiales hicieron colocarse a los gansters frente a unos de los muros del almacén e instantes después, a las 10:30 de la mañana, una ráfaga de no menos de 70 balas proveniente de las metralletas Thomson, acababa con la vida de los siete mafiosos, que debían haber sido ocho de haber sido puntual Moran. Acababa de perpetrarse la Matanza de San Valentín.

Sin culpables
Esta matanza supuso un hecho de violencia nunca antes visto. Rápidamente, tanto la prensa como la policía pusieron su ojo en Al Capone, que fue acusado de ser el cerebro de la operación y Jack McGurn el autor de los hechos. Al Capone, en su versión, dijo encontrarse en Florida durante esos días, mientras que McGurn, alias Machine Gun (metralleta), alegó que se encontró todo ese día con su novia, Louise Rolfe. Ambas coartadas fueron suficientes para librarles de la pena, por lo que quedaron absueltos de la matanza.
 
La emblemática matanza pronto se convirtió en un éxito mediático, con numerosos artículos en la prensa, documentales, e incluso una película. Pero a pesar de ese éxito, paradójicamente, también significó el fin de la carrera de Al Capone, pues por primera vez dejó de lado su apariencia carismática para dar paso a su cara más sangrienta. A pesar de no haber podido ser culpado de esas muertes y de que se apoderó del negocio del alcohol en Chicago, su carrera comenzó a caer en picado.

Poco tiempo después fue acusado de evasión de impuestos y por ello fue condenado a 11 años de prisión, el 17 de octubre de 1931. Pasó por un par de prisiones antes de ser enviado en 1934 a la prisión de Alcatraz, debido a que desde las anteriores seguía siendo capaz de manejar sus negocios sin ningún tipo de impedimento. Debido a su buena conducta fue liberado en noviembre de 1939. Sus últimos años de vida los pasó en su mansión de Florida, en donde vivió con alucinaciones y con el miedo constante de ser asesinado. Acabó muriendo el 25 de enero de 1947, físicamente muy débil y psicológicamente destrozado, siendo víctima de la sífilis y de un ataque cardíaco.

Bugs Moran, por su parte, jamás pudo recuperarse del golpe que le dio Al Capone aquel día, quedando su carrera como ganster truncada. Finalmente murió, víctima de cáncer en 1957, mientras cumplía una pena de diez años de prisión por robo. 

Cambia el punto de vista acerca de la Mafia entre los civiles
El día de San Valentín de 1929 supuso, por tanto, un antes y un después en la historia del crimen organizado en los Estados Unidos de América, pues fue cuando Al Capone, quizás mafioso más famoso mafioso de la historia, acabó con toda la competencia en su ciudad, Chicago, convirtiéndose así en el líder indiscutible del hampa. Pero, a la vez, esta masacre supuso que la aceptación pública que tenía la mafia hasta ese momento comenzase a venirse abajo, pasando a ser vistos como delincuentes, y no como héroes populares, como eran vistos hasta ese momento por la mayoría de la población, debido a que combatían la absurda Ley Seca impuesta por el gobierno.


Saludos a todos!!

martes, 28 de enero de 2014

Auschwitz, el símbolo de la barbarie nazi

El Campo de Concentración de Auschwitz es una red de campos de concentración y exterminio construidos durante la ocupación de Polonia por parte de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. El campo de concentración se situó en Oświęcim, una población del sur de Polonia, situada a unos 60 km al suroeste de Cracovia.

El complejo estaba formado por multitud de campos subalternos, en donde los principales serían Auschwitz I, que sería el original y que serviría como centro administrativo una vez que fueron abiertos los otros campos; Auschwitz II- Birkenau, el más conocido de todos, el campo de exterminio; y por último, Auschwitz III-Monowitz, usado como campo de trabajo esclavo para la empresa IG Farben. 
 
Durante el primer año de la existencia del campo, las SS y la policía desalojaron una zona de aproximadamente 40 kilómetros cuadrados, reservados para el uso exclusivo del campamento construido y de los que se iban a construir en los siguientes meses.
Auschwitz I. El campo base
Auschwitz I fue el primer campamento establecido y se convirtió en el centro administrativo de todo el complejo posterior. Su construcción se inició a comienzos de 1940, en un antiguo cuartel de artillería abandonado por el ejército polaco, el cual se encontraba ubicado en un suburbio de la ciudad. Auschwitz I fue inaugurado el 20 de mayo de ese año.
 
Auschwitz fue construido con varios objetivos fundamentales. El primero, era para encarcelar a los enemigos del Reich, durante un periodo indefinido de tiempo. Un segundo objetivo sería para tener numerosa mano de obra, a disposición de las empresas propiedad de las SS, que más tarde serían para armamento y producción de guerra. El tercer objetivo fundamental sería para eliminar físicamente a pequeños grupos, fundamental para la seguridad de Alemania.

Este primer campo estaba formado por 28 bloques de edificios, y al igual que sucedía en muchos campos de concentración, tenía una cámara de gas y un crematorio. Esa cámara de gas, improvisada por su construcción más tardía a los bloques, se encontraría en el sótano del bloque de la prisión, el famoso Bloque 11 de Auschwitz. Posteriormente se construiría otra cámara de gas en un edificio independiente. Ese Bloque 11 sería el lugar donde se aplicaban los castigos. Algunos de esos castigos consistían en encerrar a los presos por varios días en unas celdas que eran demasiado pequeñas como para sentarse. Existen cuatro celdas de un metro cuadrado las cuales llegaban a ser ocupadas hasta por cinco prisioneros al tiempo. Otros presos eran ejecutados, bien colgados o bien dejándoles morir de hambre.

Dentro del campo, los médicos de las SS llevaron a cabo experimentos médicos en el hospital, situado en el Bloque 10. Esas investigaciones tuvieron lugar desde en bebes hasta en gemelos, realizando también esterilizaciones forzosas, castraciones y experimentos de hipotermia en adultos. El médico más conocido fue el tristemente célebre doctor Josef Mengele, más conocido como Doctor Muerte.

Entre el Bloque 10, el de los experimentos médicos, y el 11, el Crematorio, se encontraría el Muro Negro, el lugar donde los guardias de las SS ejecutarían a centenares de prisioneros del campo.

Los primeros prisioneros del campo fueron 30 presos comunes alemanes que habían sido trasladados desde el campo de Sachsenhausen en mayo de 1940. El primer transporte de esclavos fue de 728 prisioneros polacos, incluidos 20 judíos, que llegaron a Auschwitz el 14 de junio, procedentes de la prisión de Tarnów. Inicialmente el campo acogería a miembros de la resistencia e intelectuales polacos, aunque más adelante llegarían prisioneros de guerra soviéticos, prisioneros comunes alemanes y homosexuales. El campo albergó una cifra en torno a los 15.000 presos al tiempo, alcanzando un máximo de 20.000 en el año 1942. Las durísimas condiciones de trabajo del campo, unidas a la desnutrición y poca higiene, hacían que la tasa de mortalidad entre los prisioneros fuera muy grande.

En la entrada de Auschwitz I obligaron a los presos a colocar una inscripción con las palabras que también se podían observar en otros campos, Arbeit macht frei (el trabajo te hace libre). En un acto de rebeldía, el preso encargado de poner dicho lema se encargó de colocar la B a la inversa de la posición que debía tener.
En septiembre de 1941, las SS realizaron en el Bloque 11 las primeras pruebas con Zyklon B, para el asesinato masivo de prisioneros. Murieron en aquella primera prueba unos 850 prisioneros polacos y rusos. Las pruebas fueron exitosas, y por ello mandaron construir la citada cámara de gas y el crematorio en el Bloque 11. La cámara sería utilizada en 1941 y 1942, para pasar a ser convertida posteriormente en un refugio antiaéreo.
Auschwitz II-Birkenau. El campo de exterminio
La construcción del segundo complejo de Auschwitz, llamado Auschwitz II, se inició en las cercanías de Brezinka, a unos tres kilómetros del primer campo. La construcción se inició a finales de 1941, siendo parte de la Endlösung (Solución Final). El campo tendría una extensión aproximada de unos 2,5 por 2 kilómetros. Su extensión sería mucho mayor que la del original, siendo el mayor de todos, y comprendería 250 barracones de madera y piedra. Este campamento incluiría también un centro para el exterminio, ocupando un papel central en el plan alemán para acabar con los judíos en el territorio del III Reich. El campamento estaría dividido en varias secciones, cada una separada en campos, los cuales estaban cercados y separados por alambre de púas y alambradas electrificadas y patrulladas por los guardias de las SS.

El objetivo principal de este campo, a diferencia de lo que sucedía con el I y el III, no era tener prisioneros como fuerza de trabajo, sino para su exterminio. Para ello se construyeron el campo cuatro hornos crematorios con cámaras de gas, los crematorios del II al V. El exterminio a gran escala de los prisioneros comenzó en la primavera de 1942, como resultado de la aceleración del asesinato en masa acordado en la Conferencia de Wannsee.

La mayor parte de los prisioneros que llegaban a Auschwitz lo hacían en tren, el cual se detenía en las inmediaciones. Habitualmente llegaban estos prisioneros en unas condiciones deplorables de salud, después de un viaje de varios días, viajando en unos vagones sobrecargados de gente en donde tampoco se les facilitaba ni alimento ni bebida. En 1944 las vías del tren fueron prolongadas para que el tren entrara directamente en el campo.

Al bajar del tren los prisioneros se encontrarían con la rampa. Nada más apearse del tren, serían seleccionados, bien para realizar con ellos experimentos, bien para trabajos forzados, o para ser asesinados, aunque a veces eran pasados directamente a las cámaras de gas. Si los prisioneros eran seleccionados para el exterminio, estos eran enviados a los crematorios, que se encontraban en los extremos del campo. 
 
Para evitar el pánico de los presos, se les informaba que recibirían una ducha y un tratamiento desinfectante. Se les ordenaba que se desnudasen y dejasen sus pertenencias en el vestidor, de donde las recuperarían al final del tratamiento. 
 
Una vez que se había sellado la entrada, por unas aperturas del techo se lanzaba Zyklon B, un letal gas tóxico que había sido introducido en los campos de concentración como medio para el asesinato en masa en la segunda mitad del año 1941. Una vez arrojado el gas letal se esperaba unos 25 minutos, se observaba por una mirilla que no hubiera actividad, se evacuaba y ventilaba el recinto, y los cuerpos se retiraban a un sector para una revisión final.

Esa revisión consistía en extraerles los dientes postizos de oro, anillos y pendientes u otros objetos, además de revisar todos los orificios corporales buscando joyas. Una vez que esos cuerpos habían sido revisados, los Sonderkommandos llevaban los cuerpos a una sala de hornos, donde estos serían quemados. Esas salas contarían con una alta chimenea, por donde se expulsarían los gases.

Los cuatro grandes edificios crematorios de Auschwitz II, construidos entre marzo y junio de 1943 debido a que las instalaciones anteriores habían quedado como insuficientes para el asesinato en masa, fueron destruidas a finales de noviembre de 1944, en un último intento por parte de los dirigentes nazis por ocultar a las tropas soviéticas las actividades que habían estado practicando durante los últimos años en el campo. Se estima que este campo de Auschwitz II-Birkenau, el que la mayor parte de la gente identifica como el campo de concentración de Auschwitz, llegó a albergar hasta un máximo de 100.000 prisioneros al tiempo.
 
Las unidades de Sonderkommando eran conscientes, conforme se acercaba el Ejército Soviético que, como testigos y cómplices de las matanzas, ellos podrían ser asesinados para tratar de ocultar los crímenes nazis. Fue por ello por lo que el 7 de octubre de 1944, y aún conscientes de que podría significar su muerte, las unidades de Sonderkommando atacaron a las SS con piedras, hachas, y cualquier objeto que encontrasen en su camino. La revuelta duró lo que las SS tardaron en hacerse con un número de armas suficientes para controlar a los prisioneros en el Crematorio IV. La rebelión acabó al caer la noche. Todos los Sonderkommando fueron asesinados tras la revuelta, y los centenares de presos que habían logrado escapar, rápidamente fueron capturados y asesinados. El Crematorio IV fue destruido en la rebelión.
Auschwitz III-Monowitz
Auschwitz III, también llamado Monowitz, fue abierto en octubre de 1942. Este nuevo complejo fue abierto como una fábrica por la empresa IG Farben, que se dedicaba a fabricar buna, un tipo de caucho sintético que era esencial para los esfuerzos bélicos. Iba a ser el primer campo financiado y construido por la industria privada. Este campo iba a estar situado a unos 7 kilómetros al este del campo de Auschwitz I. Esa proximidad con los otros dos campos le permitió al de Monowitz contar con una fuente de mano de obra barata y casi ilimitada, y un buen acceso a las materias primas. Inicialmente iba a ser un campo de trabajo, sin ningún tipo de vivienda en sus instalaciones.

Al principio, los trabajadores tenían que recorrer los siete kilómetros que separaban el campo base del nuevo complejo de Monowitz, pero eso suponía un esfuerzo extra a los trabajadores que estos no podían soportar, ya que debían levantarse los prisioneros a las 3 de la madrugada, llegando agotados al campo de trabajo. Por ese motivo se construyó este tercer campo, para maximizar las posibilidades de trabajo dentro de la fábrica.

A lo largo de su existencia, unos 35.000 prisioneros en total trabajaron en la planta, de los cuales 25.000 terminaron muriendo a causa de la desnutrición, enfermedades o a la carga de trabajo. Además de a los prisioneros de los campos de concentración, que constituían un tercio de los trabajadores, IG Farben empleó también a esclavos procedentes de toda Europa.

Los administradores de este tercer campo amenazaban constantemente a los presos con enviarlos a Birkenau, donde ya eran sobradamente conocidas las prácticas que realizaban, para que estos rindiesen por encima de un límite sobrehumano de producción. Aproximadamente al mes se perdía la quinta parte de los presos, trasladándolos a Birkenau. El promedio de vida para un recluso en este campo era de unos tres meses.
Campos Subalternos
Desde 1942 y hasta que fue abandonado todo el complejo a finales de 1944, las autoridades de las SS en Auschwitz establecieron gran cantidad de subcampos o campos alternos. En general estos campos, que producen o transforman los productos agrícolas, estaban administrativamente subordinados al de Auschwitz I, mientras que si estos estaban designados a la producción armamentística, lo estaban a Auschwitz III.

Los prisioneros seleccionados para realizar trabajos forzados fueron registrados y tatuados con números de identificación en el brazo izquierdo en Auschwitz I. Luego fueron asignados a trabajos forzados en el campamento principal o en el complejo en otros lugares, incluyendo los subcampos. 
 
Listado de todos los campos:
Auschwitz I (Oświęcim), Auschwitz II (Birkenau-Brzezinka), Auschwitz III (Monowitz-Monowice), Babice (Babitz), Bieruń-Beruń, Blechhammer (Blachownia Slaska), Bobrek, Brno(Brünn), Bruntal (Braunau), Budy, Chelmek (Chelmek), Chorzów (Arbeitslager Bismarckshütte), Chraznów, Czechowice, Czernica, Dziedzice, Freudenthal (Jesenik), Friedenshütte, Gliwice (Gleiwitz), Goleszów (Golleschau), Hajduki I-II, Harmeze (Harmensee), Zabrze (Hindenburg), Jawiszowice (Jawischowitz), Jaworzno, Kobiór (Kobior), Ledziny (Arbeitslager Günthergrube), Lesslau, Libiaz Maty (Janinagrube), Lagiewniki Slaskie, Prudnik (Neustadt), Pyskowice (Peiskretscham), Plawy (Plawy), Pszczyna (Pleβ), Radostowice, Rajsko, Rydultowy (Arbeitslager Charlottegrube), Sachsenhausen, Siemianowice (Laurahütte), Sosnowiec (Sosnowitz), Stara Kuznia (Althammer), Stara Wies, Swietochlowice (Arbeitslager Eintrachtshütte), Wesola (Fürstengrube), Zittau, Zywiec.

Dirección del campo
El campo de Auschwitz, al igual que los construidos anteriormente a él, estaría administrado por las SS, bajo el mando de Himmler. El primer comandante del campo sería Rudolf Höss. Posteriormente Arthur Liebehenschel y Richard Baer también sería comandantes del campo. Aproximadamente unos 7.000 miembros de personal de las SS estuvieron destinadas en total en el complejo durante la guerra. De ellos, en torno al 30% eran oficiales y suboficiales y el resto personal común. Auschwitz era considerado un desplazamiento cómodo, debido a las comodidades y abundancia de mano de obra esclava. Tal era esa comodidad que Höss llegó a vivir con su esposa y sus hijos en una villa a las afueras de los terrenos del campamento. Inicialmente al resto del personal también se les permitió llevar a sus parejas e hijos al campo, pero más adelante el propio Höss lo restringió.
 
Unos 120 miembros de las SS estaban asignados a las Cámaras de gas. Estos supervisaban los asesinatos en cada cámara, mientras la mayor parte del trabajo de eliminación de los presos corría a cargo de los Sonderkommando, quienes guiaban a las víctimas a las cámaras, saqueaban a las víctimas y cremaban sus cadáveres. Estos Sonderkommado eran alojados por separado de los otros presos, y mejoraba la calidad de su vida en comparación con el resto de presos. Muchos de estos Sonderkommando se terminaban suicidando debido a lo horrible de su trabajo, siempre y cuando no fueran asesinados antes por las SS. Casi ninguno de los alrededor de 2.000 presos que formaron parte de esas unidades no llegaron a vivir la liberación del campo. 

Por otra parte, de cada bloque se designaba a un kapo, que era una especie de supervisor de su bloque. Estos kapos recibían las mejores raciones de comida y ejercían un gran poder sobre el resto de presos.

Deportaciones a Auschwitz
Desde 1942 hasta el verano de 1944 los trenes llegaron a Auschwitz-Birkenau con gran frecuencia. La cifra de esas deportaciones pudo haber alcanzado un volumen aproximado de un millón y medio de traslados forzosos, de los cuales, más de un millón eran judíos. Casi medio millón de esos traslados, procedentes de Hungría, tuvieron lugar entre abril y julio de 1944, siendo muchos de ellos directamente enviados a las cámaras de gas nada más llegar a Auschwitz-Birkenau.
La vida en los campamentos
El día para los prisioneros comenzaba a las 4.30 de la madrugada (una hora más tarde en invierno), con el recuento del doctor Miklos Nyiszli, asistente del doctor Mengele, según relata el propio prisionero judío en sus memorias. Ese recuento duraba unas cuatro horas, y en él los presos debían formar al aire libre en filas de cinco hasta la llegada de los oficiales de las SS. Mientras esperaban a esos oficiales, los guardias se dedicaban a realizar vejaciones a los prisioneros. Los reclusos eran contados y recontados, incluyendo en el mismo a los muertos, que debían ser sostenidos de pie por otros compañeros.

Después de pasar lista, los prisioneros caminaban a su lugar de trabajo. La jornada de trabajo de los prisioneros era de doce horas diarias en verano, y de un poco menos de tiempo durante el invierno. Gran parte del trabajo se realizaba al aire libre, sin permitírseles ningún momento de descanso. Inclusive, había un preso asignado a las letrinas, para medir el tiempo que cada trabajador hacía uso de ellas. El domingo no era un día de trabajo, pero no por ello los prisioneros podían descansar, ya que estaban obligados a limpiar los cuarteles y tomar la única ducha semanal que se les permitía. También ese día era el que podían escribir a sus familias, en alemán.

A la hora de dormir, los presos eran hacinados en cada uno de los barracones del complejo. En cada uno de ellos llegaban a acumularse más de 700 personas, un número tres o cuatro veces superior al que esos barracones deberían tener como capacidad máxima. En esas camas los presos debían de dormir pegados unos a otros, unos hacia arriba y otros hacia abajo.

En cuanto a la comida, los prisioneros recibían bebida caliente por la mañana, pero no un desayuno completo. A la hora de la comida recibían una sopa aguada sin carne vegetal, y por la noche una pequeña ración de pan mohoso. La mayoría de presos procuraba guardar un poco de ese pan para la mañana siguiente. La ingesta total de calorías de un preso no excedía bajo ninguna circunstancia las 700 diarias, con la salvedad de los presos sometidos a experimentos médicos, que se encontraban mejor alimentados y vestidos.

Los diferentes tipos de prisioneros se podían distinguir por piezas triangulares de tela, llamados Winkel, cosidas en las chaquetas por debajo de su número de prisionero. Los presos políticos tenían un triángulo rojo, los testigos de Jehová tenía morado, los delincuentes verde, y así sucesivamente. La nacionalidad del reo se indica mediante una letra cosida en el Winkel. Los judíos, por su parte, tenían un triángulo amarillo. Tan sólo en Auschwitz, los prisioneros eran tatuados con su número de prisionero; los prisioneros de guerra soviéticos en el pecho, y en el brazo izquierdo para el resto de civiles.
Intentos de fuga
Un número aproximado de un millar de presos trataron de escapar de los campos de Auschwitz. De todos esos intentos de fuga, se sabe con certeza que 144 tuvieron éxito y se desconoce que fue de otros 331. Se ignora si tuvieron éxito en su intento de fuga o si murieron en el intento. El resto de intentos fueron interceptados y castigados por ello. Un castigo común para esos intentos de fuga era la muerte por inanición, o bien que las familias de los fugados fuesen internados, para disuadir a otros presos de la fuga. Otro castigo habitual, después de una fuga, era coger a varias personas al azar y asesinarlas directamente o bien dejarlas morir de hambre.

Probablemente la fuga más conocida sea la del ucraniano Bendera y los polacos Piechowski, Gustaw Jaster y Lempar, el 20 de junio de 1942. Aquel día consiguieron acceder a un almacén, y se hicieron con ropas de las SS-Totenkopfverbände, armas, y robaron un coche de personal de las SS, con el que escaparon por la puerta principal.
La liberación del campo de concentración
Todo cambiaría para los dirigentes nazis ante el inevitable avance del enemigo soviético ante las fronteras alemanas. Por ello Himmler ordenó a las SS en noviembre de 1944 que cesasen las operaciones de gaseamiento en todo el Reich y que los Crematorios del campo de Birkenau, aquellos que habían llegado a quemar 10.000 al día, fueran desmantelados, mientras que el del primer campo, fue transformado en un refugio antiaéreo. Los Sonderkommando, por su parte, recibieron la orden de eliminar cualquier evidencia de los asesinatos en masa, incluidas las fosas comunes. La práctica totalidad de los registros escritos fueron eliminados, y en las semanas anteriores a la liberación, se quemó o detonó muchos de los edificios del complejo de Auschwitz.
Himmler ordenó la evacuación de todos los campamentos en enero de 1945, ordenando a los comandantes de los campos que ni un solo preso de los campos cayese vivo en manos del enemigo. Por ese motivo, el 18 de enero de 1945 el Campo de Concentración de Auschwitz fue abandonado por las SS, llevándose consigo a los últimos 60.000 presos que se encontraban en el campo. Estos fueron evacuados a pie, trasladándolos al oeste, a otros campos de concentración. Un gran número de de ellos perecieron en la llamadas Marchas de la Muerte, un traslado de varias decenas de kilómetros a pie, en pleno invierno sin ropa de abrigo, comida o agua. Todo aquel preso que se retrasaba o se mostraba enfermo, era asesinado inmediatamente por los soldados alemanes. Sólo la tercera parte llegó con vida al campo de concentración de Bergen-Belsen (Alemania), de donde serían liberados en abril de 1945 por los británicos.
 
Pero Auschwitz no quedó totalmente abandonado. Aquellos presos que se encontraban demasiado débiles o enfermos como para caminar fueron abandonados en el campo. En total, poco más de siete mil presos iban a quedar abandonados a su suerte y sin casi alimento durante más de una semana, el tiempo que tardó la 322ª División de Infantería del Ejercito Rojo en llegar al campo, el 27 de enero, y liberarlo. Por ese motivo, la fecha del 27 de enero es reconocida como la del Día Internacional del Holocausto, en homenaje a las víctimas de la barbarie que en Auschwitz, y en otros campos, se vivió en aquellos oscuros años del siglo XX.
Los libertadores del campo se encontraron un panorama desolador, pues aparte del escasísimo número de supervivientes, encontraron unos 375.000 trajes de hombre, más del doble de prendas de mujeres, y una gran cantidad de toneladas de cabello humano.
A pesar de lo increíble, por lo espantoso, de lo que se encontró el Ejército Soviético, esta liberación recibió muy poca atención por parte de la prensa. Esta poca atención se suele atribuir al reciente descubrimiento del Campo de Concentración de Majdanek, donde se realizaban prácticas similares, a la Cumbre de Yalta de los aliados, y al interés de la Unión Soviética, con fines de propaganda, de minimizar la atención del sufrimiento judío.

Al concluir la Guerra

Nada más ser liberado, algunos edificios de Auschwitz I sirvieron como hospital para los prisioneros liberados. Los primeros meses tras la liberación, los investigadores soviéticos y polacos los dedicaron a trabajar para tratar de documentar el mayor número posible de crímenes de guerra de las SS. Hasta dos años después de concluir la guerra, alguna de las instalaciones fueron usadas por los soviéticos como un campo de prisioneros de guerra alemanes.
El primer comandante del campamento, Rudolf Höss fue perseguido y encontrado por el Cuerpo de Inteligencia Británico, que lo detuvo en una granja cerca de Flensburg, Alemania, en marzo de 1946. Höss confesó su papel en los asesinatos en masa en Auschwitz en el juicio al que fue sometido en Varsovia. Fue ordenado ejecutar, por horca, el 16 de abril de 1947. Höss no fue el único miembro del personal de Auschwitz juzgado, ya que casi la quinta parte de los cerca de 7.000 miembros que trabajaron allí fueron declarados culpables de crímenes de guerra.
Número de víctimas
El número de víctimas que se cobró Auschwitz es difícil de fijar con exactitud, ya que un gran número de pruebas fueron destruidas por las tropas de las SS antes de abandonar el campo, días antes de su liberación. A eso se añade, que muchos presos no fueron siquiera registrados en su ingreso en el campo.
La primera cifra que se barajó, acerca del número de víctimas, fue facilitada por el gobierno de la Unión Soviética, que declaró que unos cuatro millones de personas habían perdido la vida en aquel horrible lugar. Actualmente esas cifras se consideran totalmente exageradas, así como las que Höss confesó que le había confesado Eichmann en los interrogatorios de Nüremberg, en las que hablaba de unos dos millones y medio de asesinados en las cámaras, más otro medio millón por diferentes causas.

A día de hoy se estima que el número más probable de víctimas del campo oscile entre el millón y el millón y medio de víctimas, siendo la mayor parte de ellas de origen judío. Se estima que aproximadamente uno de cada seis judíos que fueron asesinados durante la guerra, perecieron en el campo de concentración polaco. Al menos 960.000 Judios fueron asesinados en Auschwitz. Otras víctimas incluyeron aproximadamente 74.000 polacos, 21.000 romaníes (gitanos) y 15.000 prisioneros de guerra soviéticos, y 10.000-15.000 miembros de otras nacionalidades (civiles soviéticos, checos, yugoslavos, franceses, alemanes y austriacos).
En cuanto a la procedencia de esas víctimas, el país más afectado fue Hungría, con casi medio millón de víctimas. Le seguiría, en ese deshonroso ranking, Polonia, con unas 300.000 víctimas. Francia, Holanda y Grecia serían los siguientes países, con cifras que varían entre los 70.000 y los 50.000 muertos.
Según el historiador Peter Hayes, aproximadamente la mitad de los supervivientes de Auschwitz en el momento en que fue abandonado, perecieron antes de que acabase el Tercer Reich. Es decir, en apenas tres meses murieron casi la mitad de los supervivientes del campo.
Algunos de los prisioneros más conocidos que pasaron por Auschwitz fueron Józef Cyrankiewicz, que sería posteriormente presidente de Polonia, Ana Frank, Primo Levi, Witold Pilecki, Olga Lengyel, Viktor Frankl, Imre Kertész o Erich Salomon.


"Si existe un Dios, tendrá que rogar mi perdón". Inscripción que hizo uno de los presos en un muro del campo de concentración.

Saludos a todos!!