martes, 28 de enero de 2014

Auschwitz, el símbolo de la barbarie nazi

El Campo de Concentración de Auschwitz es una red de campos de concentración y exterminio construidos durante la ocupación de Polonia por parte de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. El campo de concentración se situó en Oświęcim, una población del sur de Polonia, situada a unos 60 km al suroeste de Cracovia.

El complejo estaba formado por multitud de campos subalternos, en donde los principales serían Auschwitz I, que sería el original y que serviría como centro administrativo una vez que fueron abiertos los otros campos; Auschwitz II- Birkenau, el más conocido de todos, el campo de exterminio; y por último, Auschwitz III-Monowitz, usado como campo de trabajo esclavo para la empresa IG Farben. 
 
Durante el primer año de la existencia del campo, las SS y la policía desalojaron una zona de aproximadamente 40 kilómetros cuadrados, reservados para el uso exclusivo del campamento construido y de los que se iban a construir en los siguientes meses.
Auschwitz I. El campo base
Auschwitz I fue el primer campamento establecido y se convirtió en el centro administrativo de todo el complejo posterior. Su construcción se inició a comienzos de 1940, en un antiguo cuartel de artillería abandonado por el ejército polaco, el cual se encontraba ubicado en un suburbio de la ciudad. Auschwitz I fue inaugurado el 20 de mayo de ese año.
 
Auschwitz fue construido con varios objetivos fundamentales. El primero, era para encarcelar a los enemigos del Reich, durante un periodo indefinido de tiempo. Un segundo objetivo sería para tener numerosa mano de obra, a disposición de las empresas propiedad de las SS, que más tarde serían para armamento y producción de guerra. El tercer objetivo fundamental sería para eliminar físicamente a pequeños grupos, fundamental para la seguridad de Alemania.

Este primer campo estaba formado por 28 bloques de edificios, y al igual que sucedía en muchos campos de concentración, tenía una cámara de gas y un crematorio. Esa cámara de gas, improvisada por su construcción más tardía a los bloques, se encontraría en el sótano del bloque de la prisión, el famoso Bloque 11 de Auschwitz. Posteriormente se construiría otra cámara de gas en un edificio independiente. Ese Bloque 11 sería el lugar donde se aplicaban los castigos. Algunos de esos castigos consistían en encerrar a los presos por varios días en unas celdas que eran demasiado pequeñas como para sentarse. Existen cuatro celdas de un metro cuadrado las cuales llegaban a ser ocupadas hasta por cinco prisioneros al tiempo. Otros presos eran ejecutados, bien colgados o bien dejándoles morir de hambre.

Dentro del campo, los médicos de las SS llevaron a cabo experimentos médicos en el hospital, situado en el Bloque 10. Esas investigaciones tuvieron lugar desde en bebes hasta en gemelos, realizando también esterilizaciones forzosas, castraciones y experimentos de hipotermia en adultos. El médico más conocido fue el tristemente célebre doctor Josef Mengele, más conocido como Doctor Muerte.

Entre el Bloque 10, el de los experimentos médicos, y el 11, el Crematorio, se encontraría el Muro Negro, el lugar donde los guardias de las SS ejecutarían a centenares de prisioneros del campo.

Los primeros prisioneros del campo fueron 30 presos comunes alemanes que habían sido trasladados desde el campo de Sachsenhausen en mayo de 1940. El primer transporte de esclavos fue de 728 prisioneros polacos, incluidos 20 judíos, que llegaron a Auschwitz el 14 de junio, procedentes de la prisión de Tarnów. Inicialmente el campo acogería a miembros de la resistencia e intelectuales polacos, aunque más adelante llegarían prisioneros de guerra soviéticos, prisioneros comunes alemanes y homosexuales. El campo albergó una cifra en torno a los 15.000 presos al tiempo, alcanzando un máximo de 20.000 en el año 1942. Las durísimas condiciones de trabajo del campo, unidas a la desnutrición y poca higiene, hacían que la tasa de mortalidad entre los prisioneros fuera muy grande.

En la entrada de Auschwitz I obligaron a los presos a colocar una inscripción con las palabras que también se podían observar en otros campos, Arbeit macht frei (el trabajo te hace libre). En un acto de rebeldía, el preso encargado de poner dicho lema se encargó de colocar la B a la inversa de la posición que debía tener.
En septiembre de 1941, las SS realizaron en el Bloque 11 las primeras pruebas con Zyklon B, para el asesinato masivo de prisioneros. Murieron en aquella primera prueba unos 850 prisioneros polacos y rusos. Las pruebas fueron exitosas, y por ello mandaron construir la citada cámara de gas y el crematorio en el Bloque 11. La cámara sería utilizada en 1941 y 1942, para pasar a ser convertida posteriormente en un refugio antiaéreo.
Auschwitz II-Birkenau. El campo de exterminio
La construcción del segundo complejo de Auschwitz, llamado Auschwitz II, se inició en las cercanías de Brezinka, a unos tres kilómetros del primer campo. La construcción se inició a finales de 1941, siendo parte de la Endlösung (Solución Final). El campo tendría una extensión aproximada de unos 2,5 por 2 kilómetros. Su extensión sería mucho mayor que la del original, siendo el mayor de todos, y comprendería 250 barracones de madera y piedra. Este campamento incluiría también un centro para el exterminio, ocupando un papel central en el plan alemán para acabar con los judíos en el territorio del III Reich. El campamento estaría dividido en varias secciones, cada una separada en campos, los cuales estaban cercados y separados por alambre de púas y alambradas electrificadas y patrulladas por los guardias de las SS.

El objetivo principal de este campo, a diferencia de lo que sucedía con el I y el III, no era tener prisioneros como fuerza de trabajo, sino para su exterminio. Para ello se construyeron el campo cuatro hornos crematorios con cámaras de gas, los crematorios del II al V. El exterminio a gran escala de los prisioneros comenzó en la primavera de 1942, como resultado de la aceleración del asesinato en masa acordado en la Conferencia de Wannsee.

La mayor parte de los prisioneros que llegaban a Auschwitz lo hacían en tren, el cual se detenía en las inmediaciones. Habitualmente llegaban estos prisioneros en unas condiciones deplorables de salud, después de un viaje de varios días, viajando en unos vagones sobrecargados de gente en donde tampoco se les facilitaba ni alimento ni bebida. En 1944 las vías del tren fueron prolongadas para que el tren entrara directamente en el campo.

Al bajar del tren los prisioneros se encontrarían con la rampa. Nada más apearse del tren, serían seleccionados, bien para realizar con ellos experimentos, bien para trabajos forzados, o para ser asesinados, aunque a veces eran pasados directamente a las cámaras de gas. Si los prisioneros eran seleccionados para el exterminio, estos eran enviados a los crematorios, que se encontraban en los extremos del campo. 
 
Para evitar el pánico de los presos, se les informaba que recibirían una ducha y un tratamiento desinfectante. Se les ordenaba que se desnudasen y dejasen sus pertenencias en el vestidor, de donde las recuperarían al final del tratamiento. 
 
Una vez que se había sellado la entrada, por unas aperturas del techo se lanzaba Zyklon B, un letal gas tóxico que había sido introducido en los campos de concentración como medio para el asesinato en masa en la segunda mitad del año 1941. Una vez arrojado el gas letal se esperaba unos 25 minutos, se observaba por una mirilla que no hubiera actividad, se evacuaba y ventilaba el recinto, y los cuerpos se retiraban a un sector para una revisión final.

Esa revisión consistía en extraerles los dientes postizos de oro, anillos y pendientes u otros objetos, además de revisar todos los orificios corporales buscando joyas. Una vez que esos cuerpos habían sido revisados, los Sonderkommandos llevaban los cuerpos a una sala de hornos, donde estos serían quemados. Esas salas contarían con una alta chimenea, por donde se expulsarían los gases.

Los cuatro grandes edificios crematorios de Auschwitz II, construidos entre marzo y junio de 1943 debido a que las instalaciones anteriores habían quedado como insuficientes para el asesinato en masa, fueron destruidas a finales de noviembre de 1944, en un último intento por parte de los dirigentes nazis por ocultar a las tropas soviéticas las actividades que habían estado practicando durante los últimos años en el campo. Se estima que este campo de Auschwitz II-Birkenau, el que la mayor parte de la gente identifica como el campo de concentración de Auschwitz, llegó a albergar hasta un máximo de 100.000 prisioneros al tiempo.
 
Las unidades de Sonderkommando eran conscientes, conforme se acercaba el Ejército Soviético que, como testigos y cómplices de las matanzas, ellos podrían ser asesinados para tratar de ocultar los crímenes nazis. Fue por ello por lo que el 7 de octubre de 1944, y aún conscientes de que podría significar su muerte, las unidades de Sonderkommando atacaron a las SS con piedras, hachas, y cualquier objeto que encontrasen en su camino. La revuelta duró lo que las SS tardaron en hacerse con un número de armas suficientes para controlar a los prisioneros en el Crematorio IV. La rebelión acabó al caer la noche. Todos los Sonderkommando fueron asesinados tras la revuelta, y los centenares de presos que habían logrado escapar, rápidamente fueron capturados y asesinados. El Crematorio IV fue destruido en la rebelión.
Auschwitz III-Monowitz
Auschwitz III, también llamado Monowitz, fue abierto en octubre de 1942. Este nuevo complejo fue abierto como una fábrica por la empresa IG Farben, que se dedicaba a fabricar buna, un tipo de caucho sintético que era esencial para los esfuerzos bélicos. Iba a ser el primer campo financiado y construido por la industria privada. Este campo iba a estar situado a unos 7 kilómetros al este del campo de Auschwitz I. Esa proximidad con los otros dos campos le permitió al de Monowitz contar con una fuente de mano de obra barata y casi ilimitada, y un buen acceso a las materias primas. Inicialmente iba a ser un campo de trabajo, sin ningún tipo de vivienda en sus instalaciones.

Al principio, los trabajadores tenían que recorrer los siete kilómetros que separaban el campo base del nuevo complejo de Monowitz, pero eso suponía un esfuerzo extra a los trabajadores que estos no podían soportar, ya que debían levantarse los prisioneros a las 3 de la madrugada, llegando agotados al campo de trabajo. Por ese motivo se construyó este tercer campo, para maximizar las posibilidades de trabajo dentro de la fábrica.

A lo largo de su existencia, unos 35.000 prisioneros en total trabajaron en la planta, de los cuales 25.000 terminaron muriendo a causa de la desnutrición, enfermedades o a la carga de trabajo. Además de a los prisioneros de los campos de concentración, que constituían un tercio de los trabajadores, IG Farben empleó también a esclavos procedentes de toda Europa.

Los administradores de este tercer campo amenazaban constantemente a los presos con enviarlos a Birkenau, donde ya eran sobradamente conocidas las prácticas que realizaban, para que estos rindiesen por encima de un límite sobrehumano de producción. Aproximadamente al mes se perdía la quinta parte de los presos, trasladándolos a Birkenau. El promedio de vida para un recluso en este campo era de unos tres meses.
Campos Subalternos
Desde 1942 y hasta que fue abandonado todo el complejo a finales de 1944, las autoridades de las SS en Auschwitz establecieron gran cantidad de subcampos o campos alternos. En general estos campos, que producen o transforman los productos agrícolas, estaban administrativamente subordinados al de Auschwitz I, mientras que si estos estaban designados a la producción armamentística, lo estaban a Auschwitz III.

Los prisioneros seleccionados para realizar trabajos forzados fueron registrados y tatuados con números de identificación en el brazo izquierdo en Auschwitz I. Luego fueron asignados a trabajos forzados en el campamento principal o en el complejo en otros lugares, incluyendo los subcampos. 
 
Listado de todos los campos:
Auschwitz I (Oświęcim), Auschwitz II (Birkenau-Brzezinka), Auschwitz III (Monowitz-Monowice), Babice (Babitz), Bieruń-Beruń, Blechhammer (Blachownia Slaska), Bobrek, Brno(Brünn), Bruntal (Braunau), Budy, Chelmek (Chelmek), Chorzów (Arbeitslager Bismarckshütte), Chraznów, Czechowice, Czernica, Dziedzice, Freudenthal (Jesenik), Friedenshütte, Gliwice (Gleiwitz), Goleszów (Golleschau), Hajduki I-II, Harmeze (Harmensee), Zabrze (Hindenburg), Jawiszowice (Jawischowitz), Jaworzno, Kobiór (Kobior), Ledziny (Arbeitslager Günthergrube), Lesslau, Libiaz Maty (Janinagrube), Lagiewniki Slaskie, Prudnik (Neustadt), Pyskowice (Peiskretscham), Plawy (Plawy), Pszczyna (Pleβ), Radostowice, Rajsko, Rydultowy (Arbeitslager Charlottegrube), Sachsenhausen, Siemianowice (Laurahütte), Sosnowiec (Sosnowitz), Stara Kuznia (Althammer), Stara Wies, Swietochlowice (Arbeitslager Eintrachtshütte), Wesola (Fürstengrube), Zittau, Zywiec.

Dirección del campo
El campo de Auschwitz, al igual que los construidos anteriormente a él, estaría administrado por las SS, bajo el mando de Himmler. El primer comandante del campo sería Rudolf Höss. Posteriormente Arthur Liebehenschel y Richard Baer también sería comandantes del campo. Aproximadamente unos 7.000 miembros de personal de las SS estuvieron destinadas en total en el complejo durante la guerra. De ellos, en torno al 30% eran oficiales y suboficiales y el resto personal común. Auschwitz era considerado un desplazamiento cómodo, debido a las comodidades y abundancia de mano de obra esclava. Tal era esa comodidad que Höss llegó a vivir con su esposa y sus hijos en una villa a las afueras de los terrenos del campamento. Inicialmente al resto del personal también se les permitió llevar a sus parejas e hijos al campo, pero más adelante el propio Höss lo restringió.
 
Unos 120 miembros de las SS estaban asignados a las Cámaras de gas. Estos supervisaban los asesinatos en cada cámara, mientras la mayor parte del trabajo de eliminación de los presos corría a cargo de los Sonderkommando, quienes guiaban a las víctimas a las cámaras, saqueaban a las víctimas y cremaban sus cadáveres. Estos Sonderkommado eran alojados por separado de los otros presos, y mejoraba la calidad de su vida en comparación con el resto de presos. Muchos de estos Sonderkommando se terminaban suicidando debido a lo horrible de su trabajo, siempre y cuando no fueran asesinados antes por las SS. Casi ninguno de los alrededor de 2.000 presos que formaron parte de esas unidades no llegaron a vivir la liberación del campo. 

Por otra parte, de cada bloque se designaba a un kapo, que era una especie de supervisor de su bloque. Estos kapos recibían las mejores raciones de comida y ejercían un gran poder sobre el resto de presos.

Deportaciones a Auschwitz
Desde 1942 hasta el verano de 1944 los trenes llegaron a Auschwitz-Birkenau con gran frecuencia. La cifra de esas deportaciones pudo haber alcanzado un volumen aproximado de un millón y medio de traslados forzosos, de los cuales, más de un millón eran judíos. Casi medio millón de esos traslados, procedentes de Hungría, tuvieron lugar entre abril y julio de 1944, siendo muchos de ellos directamente enviados a las cámaras de gas nada más llegar a Auschwitz-Birkenau.
La vida en los campamentos
El día para los prisioneros comenzaba a las 4.30 de la madrugada (una hora más tarde en invierno), con el recuento del doctor Miklos Nyiszli, asistente del doctor Mengele, según relata el propio prisionero judío en sus memorias. Ese recuento duraba unas cuatro horas, y en él los presos debían formar al aire libre en filas de cinco hasta la llegada de los oficiales de las SS. Mientras esperaban a esos oficiales, los guardias se dedicaban a realizar vejaciones a los prisioneros. Los reclusos eran contados y recontados, incluyendo en el mismo a los muertos, que debían ser sostenidos de pie por otros compañeros.

Después de pasar lista, los prisioneros caminaban a su lugar de trabajo. La jornada de trabajo de los prisioneros era de doce horas diarias en verano, y de un poco menos de tiempo durante el invierno. Gran parte del trabajo se realizaba al aire libre, sin permitírseles ningún momento de descanso. Inclusive, había un preso asignado a las letrinas, para medir el tiempo que cada trabajador hacía uso de ellas. El domingo no era un día de trabajo, pero no por ello los prisioneros podían descansar, ya que estaban obligados a limpiar los cuarteles y tomar la única ducha semanal que se les permitía. También ese día era el que podían escribir a sus familias, en alemán.

A la hora de dormir, los presos eran hacinados en cada uno de los barracones del complejo. En cada uno de ellos llegaban a acumularse más de 700 personas, un número tres o cuatro veces superior al que esos barracones deberían tener como capacidad máxima. En esas camas los presos debían de dormir pegados unos a otros, unos hacia arriba y otros hacia abajo.

En cuanto a la comida, los prisioneros recibían bebida caliente por la mañana, pero no un desayuno completo. A la hora de la comida recibían una sopa aguada sin carne vegetal, y por la noche una pequeña ración de pan mohoso. La mayoría de presos procuraba guardar un poco de ese pan para la mañana siguiente. La ingesta total de calorías de un preso no excedía bajo ninguna circunstancia las 700 diarias, con la salvedad de los presos sometidos a experimentos médicos, que se encontraban mejor alimentados y vestidos.

Los diferentes tipos de prisioneros se podían distinguir por piezas triangulares de tela, llamados Winkel, cosidas en las chaquetas por debajo de su número de prisionero. Los presos políticos tenían un triángulo rojo, los testigos de Jehová tenía morado, los delincuentes verde, y así sucesivamente. La nacionalidad del reo se indica mediante una letra cosida en el Winkel. Los judíos, por su parte, tenían un triángulo amarillo. Tan sólo en Auschwitz, los prisioneros eran tatuados con su número de prisionero; los prisioneros de guerra soviéticos en el pecho, y en el brazo izquierdo para el resto de civiles.
Intentos de fuga
Un número aproximado de un millar de presos trataron de escapar de los campos de Auschwitz. De todos esos intentos de fuga, se sabe con certeza que 144 tuvieron éxito y se desconoce que fue de otros 331. Se ignora si tuvieron éxito en su intento de fuga o si murieron en el intento. El resto de intentos fueron interceptados y castigados por ello. Un castigo común para esos intentos de fuga era la muerte por inanición, o bien que las familias de los fugados fuesen internados, para disuadir a otros presos de la fuga. Otro castigo habitual, después de una fuga, era coger a varias personas al azar y asesinarlas directamente o bien dejarlas morir de hambre.

Probablemente la fuga más conocida sea la del ucraniano Bendera y los polacos Piechowski, Gustaw Jaster y Lempar, el 20 de junio de 1942. Aquel día consiguieron acceder a un almacén, y se hicieron con ropas de las SS-Totenkopfverbände, armas, y robaron un coche de personal de las SS, con el que escaparon por la puerta principal.
La liberación del campo de concentración
Todo cambiaría para los dirigentes nazis ante el inevitable avance del enemigo soviético ante las fronteras alemanas. Por ello Himmler ordenó a las SS en noviembre de 1944 que cesasen las operaciones de gaseamiento en todo el Reich y que los Crematorios del campo de Birkenau, aquellos que habían llegado a quemar 10.000 al día, fueran desmantelados, mientras que el del primer campo, fue transformado en un refugio antiaéreo. Los Sonderkommando, por su parte, recibieron la orden de eliminar cualquier evidencia de los asesinatos en masa, incluidas las fosas comunes. La práctica totalidad de los registros escritos fueron eliminados, y en las semanas anteriores a la liberación, se quemó o detonó muchos de los edificios del complejo de Auschwitz.
Himmler ordenó la evacuación de todos los campamentos en enero de 1945, ordenando a los comandantes de los campos que ni un solo preso de los campos cayese vivo en manos del enemigo. Por ese motivo, el 18 de enero de 1945 el Campo de Concentración de Auschwitz fue abandonado por las SS, llevándose consigo a los últimos 60.000 presos que se encontraban en el campo. Estos fueron evacuados a pie, trasladándolos al oeste, a otros campos de concentración. Un gran número de de ellos perecieron en la llamadas Marchas de la Muerte, un traslado de varias decenas de kilómetros a pie, en pleno invierno sin ropa de abrigo, comida o agua. Todo aquel preso que se retrasaba o se mostraba enfermo, era asesinado inmediatamente por los soldados alemanes. Sólo la tercera parte llegó con vida al campo de concentración de Bergen-Belsen (Alemania), de donde serían liberados en abril de 1945 por los británicos.
 
Pero Auschwitz no quedó totalmente abandonado. Aquellos presos que se encontraban demasiado débiles o enfermos como para caminar fueron abandonados en el campo. En total, poco más de siete mil presos iban a quedar abandonados a su suerte y sin casi alimento durante más de una semana, el tiempo que tardó la 322ª División de Infantería del Ejercito Rojo en llegar al campo, el 27 de enero, y liberarlo. Por ese motivo, la fecha del 27 de enero es reconocida como la del Día Internacional del Holocausto, en homenaje a las víctimas de la barbarie que en Auschwitz, y en otros campos, se vivió en aquellos oscuros años del siglo XX.
Los libertadores del campo se encontraron un panorama desolador, pues aparte del escasísimo número de supervivientes, encontraron unos 375.000 trajes de hombre, más del doble de prendas de mujeres, y una gran cantidad de toneladas de cabello humano.
A pesar de lo increíble, por lo espantoso, de lo que se encontró el Ejército Soviético, esta liberación recibió muy poca atención por parte de la prensa. Esta poca atención se suele atribuir al reciente descubrimiento del Campo de Concentración de Majdanek, donde se realizaban prácticas similares, a la Cumbre de Yalta de los aliados, y al interés de la Unión Soviética, con fines de propaganda, de minimizar la atención del sufrimiento judío.

Al concluir la Guerra

Nada más ser liberado, algunos edificios de Auschwitz I sirvieron como hospital para los prisioneros liberados. Los primeros meses tras la liberación, los investigadores soviéticos y polacos los dedicaron a trabajar para tratar de documentar el mayor número posible de crímenes de guerra de las SS. Hasta dos años después de concluir la guerra, alguna de las instalaciones fueron usadas por los soviéticos como un campo de prisioneros de guerra alemanes.
El primer comandante del campamento, Rudolf Höss fue perseguido y encontrado por el Cuerpo de Inteligencia Británico, que lo detuvo en una granja cerca de Flensburg, Alemania, en marzo de 1946. Höss confesó su papel en los asesinatos en masa en Auschwitz en el juicio al que fue sometido en Varsovia. Fue ordenado ejecutar, por horca, el 16 de abril de 1947. Höss no fue el único miembro del personal de Auschwitz juzgado, ya que casi la quinta parte de los cerca de 7.000 miembros que trabajaron allí fueron declarados culpables de crímenes de guerra.
Número de víctimas
El número de víctimas que se cobró Auschwitz es difícil de fijar con exactitud, ya que un gran número de pruebas fueron destruidas por las tropas de las SS antes de abandonar el campo, días antes de su liberación. A eso se añade, que muchos presos no fueron siquiera registrados en su ingreso en el campo.
La primera cifra que se barajó, acerca del número de víctimas, fue facilitada por el gobierno de la Unión Soviética, que declaró que unos cuatro millones de personas habían perdido la vida en aquel horrible lugar. Actualmente esas cifras se consideran totalmente exageradas, así como las que Höss confesó que le había confesado Eichmann en los interrogatorios de Nüremberg, en las que hablaba de unos dos millones y medio de asesinados en las cámaras, más otro medio millón por diferentes causas.

A día de hoy se estima que el número más probable de víctimas del campo oscile entre el millón y el millón y medio de víctimas, siendo la mayor parte de ellas de origen judío. Se estima que aproximadamente uno de cada seis judíos que fueron asesinados durante la guerra, perecieron en el campo de concentración polaco. Al menos 960.000 Judios fueron asesinados en Auschwitz. Otras víctimas incluyeron aproximadamente 74.000 polacos, 21.000 romaníes (gitanos) y 15.000 prisioneros de guerra soviéticos, y 10.000-15.000 miembros de otras nacionalidades (civiles soviéticos, checos, yugoslavos, franceses, alemanes y austriacos).
En cuanto a la procedencia de esas víctimas, el país más afectado fue Hungría, con casi medio millón de víctimas. Le seguiría, en ese deshonroso ranking, Polonia, con unas 300.000 víctimas. Francia, Holanda y Grecia serían los siguientes países, con cifras que varían entre los 70.000 y los 50.000 muertos.
Según el historiador Peter Hayes, aproximadamente la mitad de los supervivientes de Auschwitz en el momento en que fue abandonado, perecieron antes de que acabase el Tercer Reich. Es decir, en apenas tres meses murieron casi la mitad de los supervivientes del campo.
Algunos de los prisioneros más conocidos que pasaron por Auschwitz fueron Józef Cyrankiewicz, que sería posteriormente presidente de Polonia, Ana Frank, Primo Levi, Witold Pilecki, Olga Lengyel, Viktor Frankl, Imre Kertész o Erich Salomon.


"Si existe un Dios, tendrá que rogar mi perdón". Inscripción que hizo uno de los presos en un muro del campo de concentración.

Saludos a todos!!

5 comentarios:

  1. Buen informe "si Dios existe tendrá que rogar mi perdón" es una frase que sale del alma de quién sufre muy duro y no encuentra la mínima justificación para tanta humillación, maldad y mucho dolor, pero sobre todo para tanta indiferencia de Dios que permite está, tan extrema, sanguinaria y horrenda manera de sobrevivir para terminar de morir salvajemente. Algunas mentes cerradas y dogmáticas creen que esa frase es echarle la culpa a Dios, no ven la profundidad ni el alcance de esa sentencia muy humana y tan inteligente. Los nazis y religiosos tienen en común su fanatismo y creencias cerradas.

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  2. ERES GRANDE RICARDO PADILLA MIS RESPETOS

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  3. Me gustó mucho saber un poco de historia i lo triste que hace la humanidad me duele mucho saber la maldad que hay en el mundo

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  4. JUEVES, 28 DE OCTUBRE DE 2010
    halt!
    La artillería israelí sigue cañoneando
    campamentos de refugiados palestinos
    en el Sur del Líbano (de la prensa)

    Recorro el camino que recorrieron 4 000 000 de espectros.
    Bajo mis botas, en la mustia, helada tarde de otoño
    cruje dolorosamente la grava.
    Es Auschwitz, la fábrica de horror
    que la locura humana erigió
    a la gloria de la muerte.
    Es Auschwitz, estigma en el rostro sufrido de nuestra época.
    Y ante los edificios desiertos,
    ante las cercas electrificadas,
    ante los galpones que guardan toneladas de cabellera humana,
    ante la herrumbrosa puerta del horno donde fueron incinerados
    padres de otros hijos,
    amigos de amigos desconocidos,
    esposas, hermanos,
    niños que, en el último instante,
    envejecieron millones de años,
    pienso en ustedes, judíos de Jerusalén y Jericó,
    pienso en ustedes, hombres de la tierra de Sión,
    que estupefactos desnudos, ateridos
    cantaron la hatikvah en las cámaras de gas;
    pienso en ustedes y en vuestro largo y doloroso camino
    desde las colinas de Judea
    hasta los campos de concentración del III Reich.
    Pienso en ustedes
    y no acierto a comprender
    cómo
    olvidaron tan pronto
    el vaho del infierno.


    Auschwitz-Cracovia octubre 21 de 1979

    Luís Rogelio Nogueras (La Habana, 1945-1985)

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