jueves, 27 de octubre de 2011

El Anglicanismo

El inicio del anglicanismo solemos asociarlo al rey inglés, Enrique VIII. Inglaterra evolucionó desde el cisma disciplinar que había en el año 1534 hasta la afirmación plena de un modo particular de la iglesia protestante, en el año 1559. Esa evolución se produjo de una forma bastante lenta, que fue evolucionando durante un cuarto de siglo. Los problemas sucesorios y las alianzas diplomáticas de sus reyes forzaron los cambios a favor de un sentido o de otro, impuestos desde arriba y siempre contando con el apoyo del Parlamento.

La Reforma de Inglaterra en la Religión se origina y se perfila desde Enrique VIII hasta la reina Isabel I, a golpe de leyes, pero siempre a tenor de la voluntad real y como consecuencia de un poder absoluto incontestado.

A diferencia de lo acontecido con las reformas luteranas, zwingliana y calvinista, iniciadas y protagonizadas por reformadores, que logran comprometer en un segundo momento a los poderes públicos, en Inglaterra será el propio poder político (Rey, Consejo y Parlamento) el que desencadene la ruptura con el pontificado.

El Anglicanismo, en sus orígenes, debe vincularse a factores políticos, más que a influencias luteranas. El luteranismo hizo acto de presencia en círculos como el de Cambridge, pero no fue tan importante. Enrique VIII era un batallador en contra del luteranismo, y como muestra, el Papa León X le había otorgado el título de Defensor Fidei por la respuesta que diera el rey a la luterana Cautividad Babilónica. Enrique VIII no fue anticatólico, y si muy antiluterano, a pesar de una breve época de vacilaciones, provocada por intereses internacionales.

La aspiración a una reforma de la Iglesia es tan fuerte en Inglaterra como en el continente. A principios del siglo XVI se constatan en este país los mismos abusos (acumulación, absentismo, mediocridad pastoral, exclaustración de los religiosos), la misma piedad popular y las mismas exigencias de los medios intelectuales. Pero a ellos hay que añadir la riqueza de la Iglesia, las quejas contra las exacciones financieras de la Curia, el papel de la monarquía en la elección de prelados y la confusión entre lo temporal y lo espiritual (el cardenal Wolsey es arzobispo de York, canciller del reino, Primer ministro y legado pontificio). Por otra parte, el recuerdo de las doctrinas heréticas de John Wycliff (muerto en 1384) había sido conservado en el interior de pequeños grupos. Finalmente, Inglaterra, a finales del siglo XV, ve la constitución de una escuela humanista en torno a Linacre, John Colet y Tomás Moro. Oxford se convierte en un centro de reflexión sobre las Escrituras, sobre la necesidad de transmitir íntegramente su mensaje desembarazándolas de escorias seculares y sobre la voluntad de simplificar las reglas para volver a encontrar el espíritu evangélico. Pero aquí, igual que en otras partes, la influencia de este humanismo cristiano queda limitada a los intelectuales.

martes, 25 de octubre de 2011

Las mujeres de Enrique VIII

Enrique VIII estaba casado con Catalina de Aragón desde su acceso al trono inglés, en 1509. Como Catalina, en 1525 no había conseguido dejar descendencia masculina al rey Enrique VIII, este decidió abrir un proceso de nulidad de matrimonio (lo que llevaría a la separación anglicana con la Iglesia de Roma, que se explicará tanto en el trabajo como en algún post de este blog), para conseguir un descendiente varón que sí asegurase el subirse al trono, puesto que por aquel entonces no estaba garantizado que una mujer pudiera subir al trono.

Tras conseguir la nulidad del matrimonio con Catalina de Aragón, Enrique VIII contrajo matrimonio con Ana Bolena con quien tuvo una única hija viva (Isabel I) y un hijo muerto. Esto hizo que su matrimonio corriera la misma suerte que el primer matrimonio del monarca. Fue el arzobispo Cranmer quien declaró la nulidad del mismo. Ana fue condenada por traidora al rey y ejecutada con tan solo 29 años (mayo de 1536).
 
Tan solo un día mas tarde el rey se casó con Jane Seymour, una dama cortesana. Fue la única mujer que le dio un hijo con vida (Eduardo VI). Seymour murió muy joven, de sobreparto en octubre de 1537.
 
El monarca tuvo otros tres matrimonios posteriores, pero ninguno de esos tres matrimonios le reportó ya ningún descendiente.

El cuarto matrimonio fue arreglado por Cranmer y Crommwell, con Anna von Kleve. Pero ese matrimonio era a todas luces incompatible, y tras el proceso correspondiente, Cranmer lo anuló, y Crommwell fue considerado el responsable del fracaso político-matrimonial, por lo que fue encarcelado y decapitado (1540) por traidor.

Catalina Howard, también cortesana fue la siguiente mujer del rey. Esta vez fueron las infidelidades de ella las que abrieron el proceso de nulidad del matrimonio, y es que no estaban igual vistas las infidelidades del rey que las de ellas. Tras el proceso, fue decapitada en 1542.

Su última mujer ya había enviudado dos veces antes de contraer matrimonio con el rey. Era Catalina Parr, y también enviudó del rey. Terminó volviendo a casarse y murió de sobreparto.

jueves, 20 de octubre de 2011

Historia UCM David

Este blog está únicamente dedicado a colgar los trabajos que vaya realizando durante todo el curso, para evitar que nadie pueda hacer uso de ellos, puesto que ya estarán colgados bajo mi nombre en internet, y la gente podrá ser acusada de plagio.
Eso sí, todo el mundo tendrá la libertad de leer los mismos si lo consideran lo suficientemente interesesantes



Atentamente, David Rodriguez Gómez