lunes, 19 de diciembre de 2011

Guerra Civil en Roma

Tras reponerse de la derrota contra los partos, Marco Antonio invadió Armenia, como venganza por la deslealtad de Artavasdes, capturando a dicho rey y anexionándose su territorio. Volvió a Alejandría y allí realizó una parodia del triunfo, siendo una burla de la celebración militar romana. Cuando terminó la celebración, toda la ciudad fue convocada para escuchar la declaración política que tenía que hacer: Marco Antonio declaró que declaraba disuelta la alianza que le unía a Octaviano.
Además, según hizo saber un tránsfuga de Marco Antonio, Numancio Plarco, dando a conocer el testamento de este, en él declaraba que quería ser enterrado en Alejandría a su muerte, junto con su esposa Cleopatra (se había casado en el 36 sin divorciarse de Octavia, acto ilegal en Roma). Además sus hijos reinarían sobre determinados territorios: Cleopatra y Cesarión (hijo de César) gobernarían sobre Chipre y Cilicia, Armenia le correspondería a Alejandro, Fenicia a Ptolomeo y la Cirenaica a Cleopatra Selene. También le otorgaría el título de Reina de Reyes y Reina de Egipto a Cleopatra. Pero lo más grave para Octaviano fue que nombrase a Cesarión como verdadero hijo de César y como su heredero. Estas fueron conocidas como las Donaciones de Alejandría, que fueron la causa de la ruptura definitiva con Roma.

Ese nombramiento de Cesarión como hijo legítimo de César y como su heredero, no fue bien recibido por Octaviano, cuyo poder se basaba en que era considerado como el heredero de César por adopción, lo que le generaba la lealtad de las legiones y el apoyo de la plebe. No podía permitir que todo su poder fuese puesto en entre dicho por un simple niño, hijo de una relación de César con la mujer más rica del Imperio, Cleopatra. Estas donaciones también causaron una gran conmoción en la opinión pública, provocando rumores acerca de que Marco Antonio pretendía realizar una traslatium imperi, es decir, trasladar la capitalidad del Imperio de Roma a Alejandría.

Por su parte Octaviano se dedicó a intentar reforzar su popularidad en la plebe romana. Octaviano, en contra de la acción de Marco Antonio de querer ser enterrado en Alejandría, además de por el testamento, va a iniciar en Roma, en el Campo de Marte, la construcción de su sepultura, a pesar de que aún es joven y no tenía necesidad de construirse su propia tumba.

En estas circunstancias, cuando el triunvirato iba a expirar, el último día del año 33 a.C., este no fue renovado, puesto que otra guerra civil estaba a punto de producirse en Roma, entre Octaviano y Marco Antonio.
Durante el año siguiente a que expirase el triunvirato hubo una auténtica guerra propagandística en la política romana, con acusaciones por ambos bandos. Marco Antonio anunció su divorcio desde Egipto de Octavia, y acusó al hermano de esta de usurpar el poder. Este por su parte le acusó de traición, además de controlar ilegalmente provincias que debían ser asignadas a otros cargos y de iniciar guerras contra otras naciones sin contar con el consentimiento del Senado. También Marco Antonio fue señalado como responsable de la ejecución de Sexto Pompeyo, por ser ejecutado sin juicio pese a ser ciudadano romano. Por todo ello, Marco Antonio será declarado enemigo público de Roma en el año 32 a.C., despojándole de todos sus poderes y declarando el Senado la guerra a Cleopatra, puesto que no podía ser declarada a un ciudadano romano.

La guerra comenzó finalmente en el año 31 a.C. Agripa, como comandante a las órdenes de Octaviano, consiguió hacerse con el control de la ciudad y del puerto griego de Metone, un lugar muy importante, que hasta ese momento había sido fiel a Marco Antonio. Se aseguraba así Octaviano un importante puerto en el Peloponeso, que amenazaba así las intenciones de Marco Antonio por controlar la Vía Egnatia. Con la popularidad que habían obtenido tanto Octaviano como sus legiones, hizo que tanto la Cirenaica como Grecia se pasasen a su bando.
 
La situación de Marco Antonio se hace cada vez más compleja. Tiene que luchar contra todo tipo de deserciones hacia el bando de Octaviano y también contra las deserciones de los senadores de Roma . El bloqueo al que sometió Octaviano a Marco Antonio, le obligó a este último a entrar en combate en el mar.

Batalla del Actium
El enfrentamiento final entre Marco Antonio y Octaviano tuvo lugar en el norte de Grecia, en el año 31 a.C., el 2 de septiembre. Actium es una batalla naval, y quien asume el protagonismo en el ejército de Octaviano es Agripa, de nuevo. Ordena la construcción de embarcaciones pequeñas pero numerosas. Dicho enfrentamiento se declara oficialmente siguiendo las tradiciones religiosas romanas. Ambos se presentan como la representación de un dios: Octavio lo hace como Apolo y Marco Antonio como Dioniso (siguiendo la tradición oriental). Será por lo tanto, una batalla entre dioses.

De la batalla no se conocen bien los detalles, pero si se conoce el resultado. La flota de Marco Antonio estaba dividida en cuatro escuadras, con las velas a bordo, listas para la lucha. En la escuadra de Cleopatra estarían incluidos el resto de los barcos mercantes, junto con el tesoro y los bienes. Esta escuadra permaneció en la retaguardia, sin aparentemente prestar batalla. El grueso de los legionarios y arqueros de las naves de Marco Antonio se dividieron entre las otras tres escuadras.
 
Agripa por su parte, embarcó el doble de soldados (unos 40.000), y tomó una posición con la que intentaba tentar a Marco Antonio a salir a mar abierto. Sin embargo, éste intentó provocar un combate cerca de la costa, donde no era posible que su flota fuera rodeada por la del enemigo. De esta forma se llegaba a un estancamiento.
 
Alrededor del medio día, las naves de Marco Antonio, grandes y lentas, dirigidas por el cónsul Sosio, fueron derrotadas por las naves de Agripa, que eran más pequeñas y maniobrables y con un superior armamento. Ante esa situación, las naves de Cleopatra, en vez de luchar, huyeron. Cleopatra fue seguida en su huída por Marco Antonio, hecho que pasó inadvertido para sus ejércitos, que hasta varias horas más tarde no se dieron cuenta de su abandono y se rindieron ante la flota de Agripa. Se pactaron las capitulaciones del ejército de Marco Antonio con Octaviano, de cara al futuro.

Final de Marco Antonio y Cleopatra
Tras la huida de Marco Antonio y Cleopatra, y la escasa persecución a la que les sometió Octaviano a ambos durante un tiempo, los dos primeros deciden organizar la resistencia en Egipto, donde Cleopatra era reina. Pero Octaviano, que estaba próximo a obtener el poder absoluto, no tenía la intención de dejarles tranquilos. A finales de julio del 30 a.C., siendo asistido por Agripa, invade Egipto.

Marco Antonio trató de hacer frente a esta invasión con las once legiones que le quedaban, pero éstas el 1 de agosto, tras tan sólo un día de resistencia desertan. Eso deja solo a Marco Antonio, quien cree que Cleopatra se ha suicidado, por lo que piensa hacer lo propio. Encarga a un siervo que le clave la espada, pero este no lo hace, y tendrá que quitarse la vida él mismo. La mala suerte quiere que no encuentre la muerte de forma inmediata, y tenga así tiempo para, malherido, morir en brazos de su amante Cleopatra.

Cleopatra que iba a ser llevaba a desfilar a Roma en el triunfo de Octaviano, no puede aceptar tal deshonra y también se suicida, ella mediante la muerte por mordedura de áspid, evitando de esta forma ser exhibida en el triunfo. Los dos principales enemigos que quedaban a Octaviano ya habían muerto, y este gozó de una clemencia similar a la que tenía el César, por lo que decide perdonar a casi todos los últimos aliados que tuvo Marco Antonio. Una de las pocas víctimas de la represalia es Cesarión, aunque los gemelos Alejandro Helios (Sol) y Cleopatra Selene (Luna), y Ptolomeo son llevados a Roma, y de los varones no se vuelve a tener noticia.

Fin de la República
Octaviano añade tras su victoria una nueva provincia a Roma, la cual era muy rica. También se hizo con el tesoro de los Ptolomeos, del botín de guerra y este lo reparte entre sus militares y sus seguidores. En el mes de agosto del año 29 a.C. celebra un triunfo, el cual cerraba el periodo de guerras civiles, que comenzaron en el año 49 a.C. cuando César cruzó el Rubicón. El triunfo será muy importante, triple, sobre el Ilírico, el Actium y sobre Alejandría. Por eso la celebración duró tres días. A partir del año 29 una de las prioridades de Octaviano es el conseguir la paz, la Pax Augusta.

Tras la derrota de su rival político, Octaviano estaba en condiciones de gobernar por sí solo la República, en virtud de un principado no oficial, pero debía aparentar que apoyaba y respetaba las tradiciones republicanas de Roma, para tratar de demostrar que su objetivo no era una dictadura o una monarquía. Tras marchar a Roma, tanto Octaviano como Agripa fueron elegidos cónsules por el Senado. A partir de ahora el objetivo de Octaviano fue el de devolver la estabilidad a Roma, al igual que la legalidad tradicional.
 
En el año 27 a.C. Octaviano devolvía al Senado el poder, renunciando al control de las provincias romanas y al de sus ejércitos. Poco después, el Senado le propuso a él que asumiera de nuevo el control de las provincias, un imperium proconsular. Fue aceptado, aparentemente, a regañadientes, un control de las provincias durante los siguientes 10 años. Esas provincias pertenecerían en gran parte a territorio romano conquistado, e incluiría el control por su parte de la mayor parte de las legiones romanas.

Octaviano se convirtió en la figura política más importante de Roma y de la mayoría de provincias. El Senado todavía controlaba varias provincias, y sobre todo, el grano del Imperio. Sin embargo el Senado controlaba muchas menos legiones que Octaviano, lo que no suponía ningún tipo de amenaza militar ni política hacía Octaviano, pero que el Senado controlase esas provincias y esas legiones le ayudaba a mantener la apariencia de una República.

En enero del año 27 a.C., además, el Senado otorgó a Octaviano los títulos recién creados de Augustus y Princeps. El primero era un título más religioso que político, y el segundo se refería a su posición preeminente en el conjunto de los ciudadanos, donde era uno más, pero el primero de todos. También se auto denominó como Imperator Caesar divi filius, con el que recalcaba su parentesco con el divino César.
 
También tuvo el derecho de colgar la corona cívica de roble encima de su puerta y de colocar laureles sobre sus jambas. La corona era usada habitualmente por un general sobre su cabeza durante un triunfo. Pero también rehuyó símbolos de poder como era el uso del cetro, la diadema o la toga púrpura que usaba Julio César.
 
En el año 27 a.C., por lo tanto, se establece un nuevo régimen: el Principado, mezcla de un régimen monárquico con una fachada institucional republicana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario