sábado, 31 de agosto de 2013

Simo Häyhä, la muerte blanca

En el transcurso de la Segunda Guerra mundial hubo una figura en el ejército que adquirió una gran importancia. Ese tipo de soldado no iba a ser otro que el tirador de élite, los francotiradores, o también conocidos como mensajeros de la muerte, ya que se camuflaban durante horas, sin moverse, esperando a su objetivo, para de una sola bala mortal, acabar con él.
 
En la guerra hubo varios francotiradores célebres, siendo el más conocido de todos ellos el tirador soviético Vasili Zaitzev. Tal fama alcanzó el tirador de los Urales que su actuación durante la Batalla de Stalingrado fue llevada al cine de la mano de  Jean-Jacques Annaud en la película Enemigo a las Puertas, siendo interpretado por Jude Law. Otro francotirador que alcanzó gran fama, aunque de existencia no probada, fue Heinz Thorvald, que adoptó el seudónimo de Erwin Konig, también representado en la mencionada película, interpretado por Ed Harris. Pero entre todos los francotiradores que hubo en la guerra, uno destaca muy por encima del resto, el finlandés Simo Häyhä.
 

La Guerra de Invierno

Entre el 30 de noviembre de 1939 y el 14 de marzo de 1940, un país de gran extensión, pero escasa población, Finlandia, luchó ferozmente contra la invasión de la Unión Soviética, en la llamada Guerra de Invierno, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. En el transcurso de esa Guerra de Invierno, destacó la figura de Simo Häyhä, quien en la guerra se convirtió en uno de los héroes de la nación. Un héroe anónimo.
 
En 1934 Finlandia y la Unión Soviética habían firmado un pacto de no agresión. Ese pacto se mantuvo vigente hasta que Stalin, que ambicionaba el Istmo de Carelia, una estrecha franja de tierra que separa el lago Ládoga en Rusia del golfo de Finlandia, decidió atacar al país finlandés. Los finlandeses, por supuesto, no iban a estar dispuestos a desprenderse de una parte tan importante de su país. Entablaron negociaciones ambos países, pero estas fracasaron en el mes de octubre, debido a las exigencias soviéticas. Finlandia comenzó, entonces, a prepararse para la guerra, llamando a filas a los pocos reservistas que podían encontrarse en el país.
 
El 30 de noviembre de 1939, veinte divisiones soviéticas, acompañadas de un gran aparato blindado y centenares de aviones, se lanzaban a la invasión del país finés. Las insuficientes nueve divisiones finlandesas (unos 130.000 hombres) se vieron sorprendidos y poco pudieron hacer ante el avance soviético. Los finlandeses, además, se encontrarían en solitario para defender su país, ya que Hitler se negó a proporcionarles ayuda, y tampoco posibilitó que Italia desplazase su ayuda a través de su país.
 
Finlandia se había quedado sola, no tendría ningún tipo de ayuda, y aún así, la feroz defensa que hicieron de su país esas escasas fuerzas, les hizo entrar en los anales de la historia. La defensa del país comenzaría en el propio Istmo de Carelia. En esa zona se encontraría ubicado el 34º regimiento de infantería finlandés, al cual pertenecía Simo Häyhä, un tirador de élite que iba a brillar con luz propia en esa corta, pero intensa contienda contra los soviéticos.
 
Finlandia resistió en una lucha titánica los ataques soviéticos hasta marzo de 1940, cuando el debilitamiento de su maltrecho ejército, sin reservas posibles, le hizo buscar un acuerdo de paz con la Unión Soviética. Finalmente el 12 de marzo se elaboró un tratado de paz, mediante el cual Finlandia se veía obligada a ceder 10% de su territorio, además de dotar con el 20% de su capacidad industrial a la Unión Soviética. La numantina resistencia finlandesa había durado 105 días.
 

Simo Häyhä

Simo Häyhä había nacido un 17 de diciembre de 1905, en la región de Rautjärvi, situada entre Rusia y Finlandia. Nació en el seno de una famila de granjeros humilde, y esa fue su profesión hasta que a punto de cumplir los 20 años, tuvo que alistarse en el ejército de su país, Finlandia, para realizar el servicio militar obligatorio. En el ejército demostró su gran precisión en el tiro, pero optó por no hacer carrera una vez que había acabado el servicio militar. Cuando acabó su servicio, volvió a su casa, para seguir ayudando a su familia en el trabajo en el campo. Allí en su región se mantuvo, trabajando en su granja, hasta que la Unión Soviética decidió atacar su país.
 
Fue entonces cuando Häyhä decidió coger su rifle, finlandés pero de origen ruso, un M/28 Pystykorva, y combatir contra los soldados del ejército invasor. Como arma de soporte usaría un Suomi M-31 SMG, un subfusil de mas corto alcance Las temperaturas en las que iba a defender sus territorios se encontrarían entre los 20 y 40 grados bajo cero. Un auténtico infierno helado.
 
El letal francotirador finés era una persona de corta estatura, pues apenas alcanzaba el 1´60 de altura. Sus ropas de camuflaje para el combate eran completamente blancas, y sus técnicas de supervivencia fueron simples, pero verdaderamente arriesgadas; usaba miras de acero, en vez de miras telescópicas, debido a que al usar una de estas últimas, el francotirador debe alzar su cabeza, lo que unido a que la luz del sol podría reflejarse en la lente, podían hacer que su posición fuese desvelada. Otra técnica muy sofistica fue el ponerse nieve en la boca, para que el vaho producido por su respiración no le delatase.
 

Operaciones ofensivas contra La muerte blanca

Debido a sus múltiples hazañas diarías, la fama de Simo no hizo sino crecer y crecer entre las filas del ejército enemigo. Se estaba convirtiendo en una figura que atormentaba y desmoralizaba a las tropas rojas, que le pusieron el sobrenombre de de “Belaya smert” (La muerte blanca). Esa fama hizo que el Ejército Rojo decidiera poner precio a su cabeza.
 
Los altos mandos soviéticos organizaron operaciones de ataque con el fin de acabar con la vida de este francotirador finlandés que se estaba convirtiendo en el azote del Ejército Rojo. En primer lugar enviaron escuadrones para encontrar y matar a Häyhä, pero el pequeño tirador acabó con todos. Después formaron un escuadrón de contra-snipers, (grupo de francotiradores), los cuales se toparon con Häyhä, acabando este con la vida de todos ellos. Esto demostró la superioridad técnica y táctica de Simo Häyhä.
 
Hubo uno de los repetidos intentos soviéticos que estuvo apunto de acabar con Häyhä. Ese intento que por poco no fue exitoso fue durante un ataque de artillería, cuyos fragmentos consiguieron rasgar la parte posterior del abrigo del tirador finés, revelando con ello su posición. Pero Simo consiguió salir ileso del ataque.
 
Sin embargo, el 6 de marzo de 1940, a punto de concluir la guerra, Häyhä recibió un disparo. Una bala expansiva impactó en la zona izquierda de su barbilla, durante un enfrentamiento de corto rango. A pesar de sus heridas Häyhä pudo apuntar y acabar con sus adversarios antes de caer inconsciente en el suelo. Simo fue recogido por sus compañeros, quienes lo trasladaron lo más rápidamente posible a un centro médico. Simo permaneció grave durante varios días, pero consiguió recuperar la conciencia el 13 de marzo, el día siguiente a la firma de la paz entre su país y la Unión Soviética.
 

La vida después de la Guerra

Después de haber sido herido en el restro en los últimos días de guerra, a Häyka le costó varios años el recuperarse de las heridas, puesto que la bala expansiva había destrozado su mandíbula y le había hecho perder parte de su mejilla izquierda. Cuando se recuperó, después de la guerra, retomó su oficio de cazador de alces y criador de perros, con notable éxito.
 
Simo Häyhä, la muerte blanca, acabó falleciendo finalmente el 1 de abril del año 2002, a los 96 años de edad. Había vivido sus últimos años de vida en una villa llamada Roukolahti, situada en el sureste de Finlandia, muy próxima a la frontera con Rusia. Pocos años antes, en 1998 se le había preguntado como se había convertido en tan buen tirador, respondiendo el anciano con un simple “Práctica”. Cuando se le preguntó si lamentaba haber matado a tantas personas él contestó “Yo solo hice lo que me dijeron que hiciera lo mejor que pude”.
 

Simo Häyhä, la leyenda

Las cifras que se atribuyen a Häyhä hablan de 542 muertos (505 confirmados) y más de 150 heridos, hasta sobrepasar con creces las 700 bajas causadas en el enemigo. Todo ello en apenas 105 días que había durado la Guerra de Invierno. Esas cifras hacen de Häykä el mejor tirador de élite de la historia en número de bajas por día.
 
Al comenzar el enfrentamiento bélico, Simo Häyhä era un simple soldado de infantería. Al poco tiempo fue ascendido a Cabo, debido a sus méritos de guerra. Su intervención fue imprescindible para rechazar a los enemigos durante la Campaña en el río Kollaa, debido a lo cual recibió el rango de Teniente Segundo, y sería condecorado por el oficial Carl Gustaf Emil Mannerheim con la Cruz de Kollaa y la Cruz de Plata. Ningún otro soldado en la historia militar en Finlandia ha progresado en rango tan rápido como lo hizo durante la Guerra de Invierno Simo Häyhä, la muerte blanca.


Saludos a todos!!

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